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El verano pasado fotografié ratones y ratas. Bueno, nada especial, estarás pensando. Déjame añadir un detalle que hizo que esta sesión fuese única: para ellos, era la primera vez fuera de una jaula, al aire libre.

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Mis pequeños modelos eran animales de experimentación recién rescatados por La Collina dei Conigli, organización benéfica situada cerca de Milán.

Cada año, en Italia, cientos de miles de animales mueren en laboratorios. Algunos son utilizados para pruebas letales, pero la mayoría podrían ser salvados: muchos son utilizados para experimentos de los que se pueden recuperar fácilmente y volver a empezar una vida normal. Otros no son utilizados, pero se mantienen en laboratorios como excedente de seguridad o control y, una vez el experimento ha terminado, se convierten en un «gasto inútil» para los laboratorios.

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La ley italiana permite a los laboratorios experimentales no matar animales sanos y ‘salvables’ y entregarlos a particulares u organizaciones benéficas, como La Collina dei Conigli. Las retiradas son acordadas directamente entre la asociación y los laboratorios de pruebas a través de delicadas negociaciones, las cuales a menudo suponen la salida de muchos animales a la vez.

La Collina dei Conigli se ha especializado en la recuperación de conejos y bichillos, tratando con ellos desde la salida del laboratorio hasta (con suerte) una nueva vida en una familia.

Llevo años apoyando a esta organización con mis imágenes como fotógrafa voluntaria (también soy orgullosa miembro de la red HeArts Speak, una organización sin ánimo de lucro que une el arte y el apoyo para aumentar la visibilidad de animales en refugios – «Creando un mundo donde ningún animal en un refugio pase desapercibido» es su lema).

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En los últimos años, me inspiré en Alicia en el País de las Maravillas, El Principito, Cuentos de Hadas… esta vez, decidí representar la mejor historia de todas porque, incluso cuando hay tanto mal, a veces la realidad puede ser mejor que la ficción.

Sin efectos especiales pero con algo mejor: la sorpresa cuando estos pequeños bichillos sienten el sol en su pelo por primera vez, su curiosidad por un mundo completamente nuevo por descubrir, lo mucho que disfrutan sus primeros momentos de libertad, dirigidos y protegidos por voluntarios, que siempre están a su lado durante el largo camino hacia la recuperación…

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Tímidos, pequeños guerreros, curiosos exploradores, amantes de los abrazos: cada uno actuó de forma diferente cuando se le sacó fuera y mostraron de nuevo que no son solo meros números, tal como son considerados en los laboratorios, sino sujetos individuales con actitudes peculiares y personalidades.

Aquel caluroso día de agosto fue su primera vez fuera de las jaulas, ¡y me siento agradecida por haber podido ser testigo de un renacimiento tan bonito!

Más info: Facebook

Big foot

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Entonces… ¿es esto el famoso «cielo»?

Agradecido

¡Respirando y oliendo!

Pequeños compas

¿Quién eres tú?

Contemplando

Amando los abrazos

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Sujétame

Chico curioso

Explorando

Ya a salvo

Yo te protegeré…

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Disfrutando del momento

¡Te quiero!

Cuéntame de nuevo la historia de cómo me rescataste…

Tantas cosas por ver