¡Aquí viene el tren de la sopa! ¡Chu-chu, chu-chu, chu-chu!
No son rodajas de pepino normales, ¡son estrellas! Mucho más emocionante que los viejos y aburridos círculos, y saben mejor. ¿Ves?
¡No, no, eso no son espinacas! Solo es un poco de colorante verde porque sé que el verde es tu color favorito.
Si eres padre o madre, conoces las dificultades que pueden surgir al tratar de convencer a un niño quisquilloso de que pruebe aunque sea un bocado de la comida que has preparado con tanto cariño. Pero, a veces, la frustrante tarea de intentar que los niños coman se ve obstaculizada no tanto por el hecho de ser quisquillosos sino por las expectativas confusas o poco realistas. La escritora Lucy Huber tuiteó recientemente una experiencia que tuvo con su hijo de dos años en la que él llevaba la voz cantante cuando preparaba la cena y, de alguna manera, se negaba a comerla...
El tuit de Lucy inspiró a decenas de otros padres a compartir historias similares de cuando al intentar que sus hijos comieran les daban ganas de arrancarse el pelo, así que hemos reunido las más divertidas a continuación. Asegúrate de votar positivamente todos los tuits que te parezcan dolorosamente identificables, tanto si eres padre como si has trabajado con niños o recuerdas haber sido igual de niño, y luego haznos saber en los comentarios si tienes alguna historia personal que compartir que demuestre que nunca podemos conseguir que los niños coman algo que no quieran. Y si te interesa leer otro artículo de Bored Panda sobre lo que comen los niños melindrosos, echa un vistazo a este artículo.
Después de que esta madre tuiteara sobre su reciente lucha por conseguir que su hijo de dos años se comiera la cena, inspiró a docenas de otros padres a compartir historias similares
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Preparar la comida para los niños puede ser una experiencia dolorosa. Lo que ayer devoraron y dijeron que querían comer todos los días durante el resto de su vida puede que hoy lo consideren repugnante. El pan tiene que estar cortado exactamente de la forma correcta, la mantequilla tiene que estar a la temperatura perfecta porque si se derrite y no se ve es como si hubiera desaparecido, la fruta no puede ser fea, y si la manzana empieza a ponerse marrón varios minutos después de ser cortada, es mejor tirarla a la basura. Las preferencias de los niños pueden cambiar rápidamente, pero una cosa es segura: sus preferencias son poderosas.
Si tienes hijos, seguro que conoces la frustrante experiencia de encontrar la receta perfecta para la cena, conseguir que tus hijos la aprueben previamente, hacer que te ayuden en la cocina, y luego, cuando llega el momento de sentarse a cenar, tus hijos se niegan a probar siquiera un bocado. No tengo hijos propios, pero he trabajado con muchos y he vivido con dos como au pair, y déjame decirte: la hora de la comida puede ser increíblemente estresante.
A veces los niños solo saben lo que quieren. Tanto si piden una verdura que no saben que es verde como si ven un alimento en un dibujo animado y lo piden sin darse cuenta de que la versión real nunca podría estar a la altura de sus expectativas, los niños no tienen ningún problema en rechazar alimentos. Ser quisquilloso con la comida es algo habitual entre los niños, ya que lo desconocido puede asustarles y si no se les presentan ciertos alimentos desde el principio pueden parecerles poco apetecibles, pero las historias de esta lista son aún más divertidas que negar rotundamente un alimento concreto. Estos niños ilusionaron a sus padres solo para aplastarlos y dejarlos con una olla llena de sobras de sopa de champiñones para comer el resto de la semana.
He visto que esto ocurre muchas veces con los niños a los que he cuidado como niñera y au pair. "¡Mamá, realmente quiero brócoli!" Entonces procedía a comer un mordisco de la parte superior de un trozo. Y honestamente, llamarlo un mordisco es ser generoso. "Adelaide, ¿puedes hacerme un sándwich de queso?" Le presentaba lo que yo consideraba un sándwich impresionante solo para que me dijera: "¡No, es asqueroso! Tíralo a la basura y haz otro". Tener hijos no es un paseo por el parque.
Encontrar nuevas formas de servir los alimentos puede ayudar a que los niños se interesen también. Por ejemplo, la fruta en un plato puede no tocarse, pero si un niño puede comer fruta de un palo, puede estar más dispuesto a probarla y a comerse todos los trozos, en lugar de tomar uno a la vez de un plato. Y aunque ninguno de estos consejos es a prueba de todo, algunos padres también recomiendan involucrar a los niños en la planificación del menú. Pregúntales unos días antes qué les gustaría comer esa semana y preséntales opciones. Luego recuérdales cada día lo que hay en el menú de la semana, para que estén preparados y no haya sorpresas. Puedes enseñarles fotos de lo que vas a preparar si tienen curiosidad, pero sé discreto, ya que esto también puede ser contraproducente si tu presentación no es exactamente igual a la que han visto.
Al fin y al cabo, nunca se sabe con exactitud cómo reaccionará un niño cuando se le presenta un alimento nuevo, o incluso un alimento antiguo que le encantó el día anterior. Esperamos que esta lista te sirva, tanto si eres un padre agotado y cansado de rogar a tu hijo pequeño que coma como si no tienes hijos y no piensas tener ninguno después de leer estos tuits. Sigue votando tus publicaciones favoritas y haznos saber en los comentarios si tienes alguna experiencia con niños extremadamente caprichosos.
JAJAJAJA Un clásico. Tal vez quería una quesadilla de pollo. Pd. En vivo llamamos quesadillas a las que llevan queso, y lo demás le decimos empanadas, pero en otros lugares de México, sí que llaman quesadillas a todos. XD
