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20 fotos que estas personas tuvieron que tomar en Walmart porque, de lo contrario, nadie creería lo que vieron
Ir al supermercado, aunque sea una práctica universal, puede ser muy diferente dependiendo del lugar donde les guste hacer sus compras. Porque no solo se trata de la selección de productos o de cuánto cuestan, sino también del tipo de gente que frecuenta ese lugar. Si lo primero que se les vino a la mente al leer esto fue “la gente de Walmart”, han llegado al lugar adecuado.
Hemos recopilado algunas de las fotos más divertidas y descabelladas para mostrarles a los no estadounidenses por qué Walmart es un lugar tan especial. Pónganse cómodos mientras las van viendo, voten por las más locas y no se olviden de compartir sus opiniones y experiencias en los comentarios.
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Tuve que ir a Walmart a las apuradas. Me di la vuelta para asegurarme de que mi hijo estuviera a mi lado para encontrarlo arrodillado, rezando frente al tablero de niños desaparecidos.
Atravesar las puertas corredizas de un Walmart a cualquier hora del día no se siente como si estuviéramos ingresando a un establecimiento comercial, sino más bien cruzando un portal hacia una dimensión paralela en la que las normas habituales de la sociedad son simples sugerencias. Se produce un cambio inmediato e inconfundible en el ambiente que algunos usuarios de Internet han bautizado como “gas de waffle” o una sensación general de delirios febriles inducidos por el comercio.
Esta energía específica no es solo fruto de la imaginación, sino que en realidad es una mezcla cuidadosamente elaborada por estímulos sensoriales y decisiones arquitectónicas. La iluminación es lo primero que llama la atención, ya que se trata de un tono muy específico de blanco azulado que crea un estado de alerta similar al de un consultorio médico o una instalación de alta seguridad.
Esta es Charlene, una empleada de Walmart que posa con productos para la página de Facebook de la tienda de Maryland
Según algunas charlas interesantes sobre el ambiente de la tienda, estas luces, combinadas con los enormes techos altos y las frías paredes de hormigón, crean un entorno acústico distintivo. Los sonidos rebotan de tal manera que la tienda parece estar llena de gente, aunque haya una sola persona, lo que aumenta el nivel interno de urgencia y caos. Más allá del lugar físico en sí, la verdadera energía de Walmart viene de la increíble variedad de personas que se juntan allí.
Dado que la tienda está diseñada para ser un lugar donde se puede encontrar de todo, desde aceite para motor hasta pasteles de cumpleaños, atrae a todo tipo de personas. Esto crea un fascinante cruce cultural que ha sido documentado durante años por los observadores del fenómeno People of Walmart, que captura las excentricidades y las personalidades sin filtro del público estadounidense.
En Walmart, es posible encontrarse a alguien en pijama comprando un adorno inflable gigante para el jardín a las tres de la mañana o a un grupo de adolescentes grabando un baile viral en la sección de electrónica. Es un lugar donde las pretensiones sociales desaparecen porque todo el mundo está buscando el litro de leche más barato o la última caja de cereales. Esta falta de formalidad es precisamente lo que le da a la tienda un ambiente anárquico e impredecible, porque nunca se sabe lo que se puede encontrar.
Ya sea por el extraño “vórtice de energía” del que habla la gente en las redes sociales o simplemente por el resultado de un modelo de negocio exitoso, el resultado es una experiencia de compra que nunca resulta aburrida. Es un lugar donde se producen peleas, nacimientos y rebajas, todo al mismo tiempo, bajo el zumbido de las luces. Walmart es el escenario definitivo para el espectáculo y, mientras los humanos sigan teniendo hábitos extraños y necesiten precios bajos, la energía caótica seguirá prosperando en todos los pasillos.
