
20 Momentos exasperantes al encontrar a una persona increÃblemente malcriada en la vida real
Ningún padre pretende malcriar a su hijo, en definitiva. Pero, por las circunstancias, la edad y el amor, a menudo resulta lo contrario. Sobre todo cuando no eres tú, sino otros padres, familiares y amigos los que señalan que tu pequeño se porta mal. ¡Cómo se atreven a llamar asà a ese angelito!
Asà que hoy nos vamos a sumergir en una serie de historias casi de terror de la vida real sobre niños "malcriados" de personas que se encontraron con ellos. Desde niñeras hasta profesores de escuela, estos son algunos de los ejemplos más impactantes y reveladores de que tratar a un niño con demasiada indulgencia y dejar que se salga con la suya se vuelve contra ti.
Y ya sabes cómo va esto: los niños mimados se convierten en adultos mimados, o algunos adultos actúan como si fueran niños malcriados. Por supuesto, todos somos niños en el fondo, pero oye, revolcarte en Wal-mart por no conseguir lo que quieres de la vida cuando tienes más de 30 años (¡o querer hacerlo!) es probablemente algo equivocado.
Desplázate por las historias a continuación y no dejes de compartir tu opinión sobre el tema en la sección de comentarios.
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En la universidad, estaba intentando averiguar cómo iba a comprar un libro de texto que necesitaba para una clase. HabÃa llegado a la conclusión de que tenÃa que esperar hasta la semana siguiente, cuando llegara la paga de mi trabajo de medio tiempo, e intentarÃa sobrevivir en la clase hasta entonces. Mi amigo se dio cuenta de esto y vino a verme al dÃa siguiente con un libro de texto nuevo que compró con la tarjeta de crédito que le dieron sus padres. Dijo que compraba tanto con la tarjeta que sus padres no le cuestionaban a pesar de que no se lo habÃan regalado. Estaba súper mimado, pero también me ayudó asà que no me puedo quejar de él.
El incidente de la chica de la MacBook.
Yo era estudiante de tecnologÃa en nuestra universidad, asà que normalmente ayudaba a reparar los ordenadores portátiles de los estudiantes y de los profesores. Sin embargo, durante una gran venta, se requerÃa que ayudáramos a los estudiantes de primer año y a sus padres a comprar ordenadores en la tienda para estudiantes. Ahora, tenÃamos dos opciones en este punto para los estudiantes que eligieron comprar nuestros portátiles con un descuento de estudiante. TenÃamos Dell, y tenÃamos MacBook. Una chica y su padre entraron y ella se dirigió directamente a las MacBook. SabÃa exactamente cuál querÃa. Su padre le dijo que no tenÃan dinero para el portátil y, por recomendación mÃa, nos decidimos por un portátil Dell latitude. Pensé que serÃa una venta fácil.
Bueno, el padre y yo lo pensamos. La hija no estaba de acuerdo con nuestra opinión. Hizo un maldito berrinche en medio de la tienda, al principio con reservas silenciosas que se intensificaron hasta que gritó a su padre, diciéndole lo buena chica que era, lo mal padre que era porque no le compraba cosas como su madre siempre hacÃa, y cómo le estaba arruinando la vida, porque serÃa impopular si no tenÃa una MacBook. El padre dijo entonces que iba a salir durante cinco minutos, momento en el que ella empezó a pedir ayuda a clientes aleatorios para defenderla, todos la miraban como si estuviera loca, uno incluso le dijo que le comprarÃa el portátil Dell por cincuenta dólares menos el precio de venta al público, otros dijeron que estarÃan encantados de conseguir cualquier portátil gratis, y que ella también deberÃa estarlo, que sus padres nunca les ayudaron en la universidad, etc. Cuando el padre volvió, siguieron discutiendo, y él se fue una vez más, diciéndole que no iba a recibir la MacBook. Ella se fue un minuto más tarde.
Quince minutos después, se acercó a la caja registradora donde yo estaba y pidió una MacBook Pro. Cuando le entregué la caja, sus ojos se abrieron de par en par. Le quité la tarjeta de la mano y la examiné. Evidentemente, era la tarjeta del padre. Le pedà una identificación, e hice la polÃtica habitual para las compras de alta gama. Como no era su tarjeta, rechacé la venta. Ella me dio todas las excusas en el libro, oh él está fuera, papá me dio la tarjeta, bla, bla, bla. Nada de eso sirvió y rechacé la venta, explicando la situación al gerente de la tienda, que habÃa visto todo el asunto y lo confirmó. El padre, confiado en dónde estaba su hija, entró furioso unos segundos después. Le preguntó qué habÃa pasado y le conté exactamente lo que habÃa sucedido, y ella me miró muy mal mientras le devolvÃa la tarjeta. HabÃa robado la tarjeta de la mochila en la que el padre llevaba sus cosas. Se giró rápidamente y suplicó que le diera el portátil Dell, pero el padre se negó a todo, diciendo que tenÃa un castigo mucho mejor. Todos nos reÃmos y nos estremecimos. Otros en la fila se rieron.
La vi dos meses después y me frunció el ceño, culpándome de no haber pasado la maldita tarjeta, porque tuvo que usar los ordenadores del laboratorio para todo durante un semestre entero como castigo. Me reà y volvà a mi escritorio.
Una amiga mÃa del instituto. Era asquerosamente rica gracias a su padrastro. Sólo voy a enumerar algunas de las cosas que recuerdo de ella:
- Su madre y su padrastro le pidieron permiso para tener un hijo juntos y ella les dijo que no porque querÃa ser hija única.
- Se quejaba constantemente porque sus padres se negaban a mudarse de la suite principal de su mansión. CreÃa que se lo merecÃa porque el vestidor y el baño adjuntos eran más grandes que los suyos. Para conciliar, hacÃa que sus padres pagaran por redecorar su habitación cada año.
- Cuando cumplió 16 años, su padrastro le regaló su hummer de un año. Se puso a llorar cuando intentó darle las llaves porque era del "color equivocado" y estaba usado. Salieron y le compraron uno nuevo del color que le gustaba ese dÃa.
- Sólo llevaba ropa de diseño y se burlaba constantemente de la gente que no podÃa permitirse llevar lo mismo. Cuando Ãbamos al centro comercial, a menudo no compraba nada, pero sus padres le daban no una, sino dos tarjetas de crédito para que comprara lo que quisiera.
- Odiaba hacer los deberes, asà que su madre y su padrastro se encargaban de todo, incluida la redacción de sus trabajos y la realización de sus proyectos escolares.
- TenÃa su propia habitación extra con una pantalla plana, varios sistemas de juego, un escritorio, sillones de masaje, una mesa de billar, etc. Si sus padres intentaban entrar en ella, les gritaba.
Si eres padre o madre de un niño pequeño, probablemente estés familiarizado con las miradas de la gente. Tanto si se trata de una berrinche en público en el pasillo de las golosinas del supermercado, como de las miradas cuando tu minino se sale con la suya y se comporta como un gran jefe, sabes lo que les pasa por la cabeza: "qué mocoso tan malcriado".
En persona? Ben Roethlisberger. El niño más mimado que he conocido tenÃa unos 25 años y dijo textualmente: "¿Saben quién soy?" cuando un portero no les dejó a él y a su séquito pasar por delante de una cola de más de 50 personas para entrar en un club nocturno. Fue tan hilarante como nauseabundo. Después de que Ben se marchara enfadado (con las obligadas amenazas de "hablaré con tu jefe"), la gente le dio propina al portero por la diversión.
Estaba hablando de la crisis del agua con mis alumnos y discutÃamos sobre cuál serÃa la respuesta si nuestra zona local tuviera un inminente DÃa 0. Una de mis alumnas se encogió de hombros y dijo: "bueno, me irÃa a nuestra casa en España".
Le recordé que esa no era una opción para la mayorÃa de la población y su respuesta fue: "bueno, no es mi culpa si no pueden permitÃrselo. Consigue un trabajo".
Era el principio del curso escolar y la mayorÃa de mis alumnos en esa clase procedÃan de familias con bajos ingresos que nunca habÃan estado en el extranjero y mucho menos habÃan tenido una casa de vacaciones en Europa. Se quedó sola el resto del año y no creo que fuera por elección.
Conozco a una pareja que no podÃa tener hijos. Por fin les aprobaron la adopción cuando ya eran mayores y finalmente tuvieron su primer hijo a mediados o finales de los 50 años.
Estaban tan contentos de tener por fin un hijo que lo mimaron muchÃsimo. Le daban todo lo que querÃa. Creció exigiendo cosas y haciendo berrinches. Le dejaban comer todo lo que querÃa, asà que creció mucho. Al final dejó la escuela porque no querÃa ir y sus padres estaban de acuerdo con esto hasta que el estado les dijo que no podÃan hacerlo, asà que le hicieron volver a la escuela, en la que fracasó rotundamente porque le importaba un carajo.
Se estaba consumiendo todos sus ahorros. Se dedicaba a nuevos pasatiempos al azar y necesitaba cosas de alta gama para esos pasatiempos, que abandonaba después de unos meses. Sus padres recibieron una herencia, y él se gastó toda esa cantidad en unos pocos meses, gastando en estupideces.
Con el tiempo, su madre falleció, y su anciano padre, que tiene más de 70 años, tiene que trabajar en dos empleos completos mientras su hijo, que ahora tiene 20 años, no hace nada en todo el dÃa excepto conducir en su vehÃculo, transmitiendo en directo mientras conduce. Ya ha tenido dos accidentes por grabarse mientras conduce.
Su familia extendida trató de tener una reunión familiar con el padre, diciéndole que tiene que ponerse firme porque su hijo va a matar a alguien, y cuando el padre finalmente tuvo una charla con el hijo, éste lo atacó, tirándolo por un tramo de escaleras.
No quiso presentar cargos. Después de recuperarse, volvió a trabajar en sus dos empleos, y se convirtió en un alcohólico durante sus horas no laborales, dejando que su hijo lo pisoteara porque le aterra decirle "No".
Lo peor... El padre se ha gastado todo su fondo de jubilación en este "niño". Va a tener que trabajar hasta que se muera porque tiene un hijo parásito que se niega a hacer nada más que gastar, gastar y gastar.
Se puede argumentar que todos los niños tienen sus dÃas malos. Y es cierto incluso en el caso de los adultos; algunos dÃas somos mejores versiones de nosotros mismos que otros. Pero todo forma parte del ser humano. Sin embargo, lo que separa a los niños mimados de los que se comportan de forma extraña en un dÃa determinado es que los primeros "están atrapados en el modo 'yo'", sugiere Michele Borba, psicóloga educativa. Si ese modo en el que el mundo tiene que girar a su alrededor es su modus operandi diario, estás criando a un niño malcriado, en definitiva.
Estaba en casa de una amiga que tiene dos niñas pequeñas, de unos 7 y 2 años, y era la época de Navidad. Mi amiga también tenÃa otros amigos que habÃan traÃdo regalos de Navidad para las dos niñas. La niña de 7 años abrió uno de los regalos (un rompecabezas de sirena/océano y un libro) y empezó a llorar porque no le gustaba el regalo. Mi amiga, la madre, trató de consolarla pero la niña siguió con su berrinche. Entonces la mamá le pregunta a la amiga que trajo el regalo si no le importarÃa comprarle algo diferente porque a la hija no le gustaba lo que le habÃan regalado. La amiga parecÃa bastante incómoda pero aceptó que considerarÃa devolver los regalos a cambio de otra cosa. La madre dijo que su hija realmente querÃa un poni de American girl, mucho más caro que los dos regalos que la amiga habÃa comprado originalmente. La mamá entonces procede a salir de la casa para ir a comprar este poni para su hija. Eso sÃ, las amigas de la madre eran de fuera de la ciudad y se fue al azar a comprarle el poni a su hija porque ésta seguÃa con el berrinche. La madre vuelve y hace que la amiga le dé a su hija el nuevo juguete.
Un tipo con el que fui a la escuela. Era un mocoso rico que conseguÃa todo lo que querÃa, inmediatamente y sin cuestionar. VenÃa al colegio con ropa de diseño, bolsos, relojes, etc. y compraba los últimos y más caros teléfonos en cuanto salÃan a la venta.
Para su cumpleaños número 16, sus padres le compraron un flamante coche MG roadster. El chico nunca tomó clases de conducción, pero lo sacó a la carretera de todos modos. Al cabo de una semana, se estrelló contra una farola. Salió de allà con heridas leves, pero el coche fue un desastre total, ni siquiera era reconocible como vehÃculo. ¿Cómo reaccionaron sus padres al ver que su hijo conducÃa ilegalmente y destruÃa por completo lo que en aquel momento era un coche muy caro?
Le compraron otro.
Tengo un cliente multimillonario con 4 hijos, todos ellos bastante mimados, pero el más joven me dijo una vez con rencor "nos vamos en tigre la semana que viene y no puedes venir".
(Tigre es el nombre de su yate en el sur de Italia)
No es sólo que esté malcriado lo que me molesta, es el hecho de que lo sabe y lo restriega.
Por otro lado, la propia palabra "malcriado" puede ser errónea cuando se refiere a niños maleducados que piensan y actúan como si fueran superiores a los demás. Puede sugerir erróneamente que el niño está "arruinado" y que no se puede hacer nada al respecto. Pero esto no es cierto. Asà que para saber qué pasos exactos pueden dar los padres para despojar a su hijo, nos pusimos en contacto con Lynn How. Lynn es la autora de "Positive Young Mind" y una entrenadora de vida que se especializa en apoyar a educadores, padres y niños en la mejora y prevención de problemas de salud mental.
A mi prima de 11 años no le apetecÃa cortar la comida, asà que su papá la cortó por ella. Más tarde, no quiso leer su tarea escolar, asà que su padre se la leyó.
El hijo de diez años de mi amigo es un malcriado, y siempre lo mandan a su habitación por una cosa u otra. El otro dÃa, me asomé a la habitación del niño. Laptop, computadora de escritorio, televisión y tres consolas de videojuegos. Dios mÃo, qué castigo más horrible. AmnistÃa Internacional va a escribir cartas sobre esto.
A un ex amigo mÃo le regalaron un cachorro en su séptimo cumpleaños. Hizo un berrinche porque no le gustaba la raza.
Por suerte, el cachorro se lo dieron a su tÃa y le dijeron que nunca tendrÃa una mascota. Un enojo épico diciendo que habÃa cambiado de opinión. No. No funcionó.
Según la entrenadora de vida, después de darse cuenta del problema, un padre debe ser proactivo para querer cambiarlo. Dejarlo como está no sólo no ayudará a la situación, sino que puede empeorarla. "Comprométase a hacer un cambio", dijo Lynn, refiriéndose al primer paso. Y añadió: "Acostúmbrate a decir que no y a dejar que tengan el momento de enojo, y luego vuelve a decir que no". Resulta que nuestras palabras tienen mucho más poder de lo que creemos si realmente nos atenemos a lo que decimos.
Un viejo amigo mÃo y su familia están repletos de dinero. Constantemente consiguen el coche más nuevo, una casa enorme, múltiples vacaciones fuera del paÃs al año en primera clase, y él conseguirá las entradas más caras posibles para los conciertos y mamá y papá nunca dirán que no.
Cuando los iPhones y iPod Touch estaban en auge, él pidió un color y una capacidad muy especÃficos para el iPod Touch. Era casi la época de Navidad y se agotaron en todas partes. Su madre estaba tan decepcionada que pagó a una señora en el centro comercial el DOBLE del precio por el iPhone de mayour capacidad y más nuevo mientras salÃa y para que él pudiera tener algo parecido ya que no podÃa encontrar lo que realmente querÃa para Navidad.
Adelantándonos al dÃa de Navidad, abrió la caja y estaba tan enfadado porque no era lo que querÃa que lo tiró con fuerza al suelo diciendo que no era lo que habÃa pedido. Quedó DESTRUIDO. Luego la llamó "maldita" y se fue a su habitación sin abrir el resto de sus regalos.
Entonces ella tuvo un ataque de nervios y volvió a ir al centro comercial a pedir lo que él querÃa durante las siguientes semanas hasta que, de nuevo, alguien acababa de comprar uno y ella pagó el doble para regalárselo de nuevo.
Esa fue la última vez que hablamos y, por lo que he oÃdo, no tiene trabajo, sigue viviendo con papá y mamá, no tiene tÃtulo de bachillerato, actualiza su Mercedes cada año y ha decidido que va a ser rapero o nada.
Yo cuidaba a estos pequeños. A una de las niñas no le apetecÃa hacer su tarea, entonces le dije que sólo nos quedaban un par de problemas y que yo la habÃa estado ayudando, asà que iba a terminar rápido, y que podÃamos jugar en cuanto terminara.
Como respuesta, me dijo que deseaba que yo estuviera muerta (esta niña tenÃa 6 años), tiró un montón de galletas al suelo, le dio una patada a su perro en los huevos y dijo que iba a echarme la culpa de todo y a hacer que me despidieran. Por supuesto, sus padres no se creÃan que hubiera tirado comida al suelo y agredido a su perro, pero no hubo absolutamente ninguna repercusión por lo que hizo. Simplemente giraron la cabeza, se pusieron las manos en la cadera y se quedaron en plan "¿qué dijimos de mentir?". Y eso fue todo.
Mi marido y yo nos mudamos a una nueva ciudad y pasamos mucho tiempo con su compañera del instituto. Ella tenÃa un hijo pequeño que era absolutamente despiadado y sin discapacidad mental. Lo amenazaba con castigarlo todo el tiempo por su comportamiento pero nunca lo cumplÃa. A menudo quedábamos con ella para cenar y él hacÃa su berrinche y ella le decÃa: "Si sigues actuando asÃ, nos vamos". Él seguÃa actuando asà pero ella nunca se iba con él.
Lo tuvo con un compañero que vivÃa con ella, que es cubano y creció con la mentalidad de "los chicos cubanos deben ser tratados como dioses". Una vez la vimos enfadarse con el niño por tirarle un juguete a la cabeza, sólo para ver cómo el padre del niño le gritaba: "¡No! ¡No deberÃas haberle dado ese juguete! Ahora pÃdele disculpas a ÉL". El niño estuvo en una carriola hasta los 5 años porque no se podÃa confiar en que no saliera corriendo hacia el tráfico cuando estaban en público.
La última vez que salimos con ellos, fuimos a jugar al minigolf. Cada vez que uno de nosotros golpeaba la bola, él la arrebataba y la lanzaba al otro lado del campo. Me di cuenta de esto e inmediatamente fui a recoger mi bola para guardarla después de golpearla. Mientras la recogÃa, intentó quitármela de la mano y se cayó ligeramente. Se tumbó en el suelo, golpeando los puños y llorando. Sus padres me miraron como si yo fuera la imbécil. Acabamos limitando nuestro tiempo con ellos a causa del mal comportamiento del niño.
Lynn continuó con sus consejos: "Cumple con las sanciones de comportamiento y asegúrate de que las sanciones sean coherentes y del nivel adecuado; no digas, por ejemplo, 'si vuelves a hacer eso, nos vamos a casa' cuando no tienes intención de irte a casa".
 Lo más importante es que la entrenadora de vida recuerda a los padres que los cambios no se producen de la noche a la mañana y que hay que mantenerse firmes en el empeño. Conseguir que los amigos y la familia se unan a la causa también puede funcionar de maravilla. "Por ejemplo, asegúrate de que tu pareja no ceda cuando has dicho 'no', asegúrate de que están en la misma página", explica Lynn.
No es un niño, tiene más de 20 años, pero "trabaja" para la empresa de su padre rico, pero hace un viaje de "negocios" de una semana al menos una vez al mes y publica estados en Facebook quejándose de los más pequeños inconvenientes en sus vacaciones. Por ejemplo, publicó un párrafo en el que reprochaba a la "estúpida" camarera que no habÃa cortado las limas lo suficientemente pequeñas para que cupieran en su botella de Corona, y que no le habÃa dado propina porque "no se lo merecÃa".
Trabajé en la tienda de juguetes Toys R Us, asà que tuve que escuchar algunas ridiculeces. Sin embargo, lo que se me quedó grabado fue un niño, de unos 9 años, que le dijo a su madre que era mejor que se quedaran con la pistola de nerf o que ya sabÃa lo que iba a ocurrir cuando llegaran a casa. La expresión de la cara del niño era similar a la de una persona que menosprecia deliberadamente a su pareja en público.
Un idiota que una vez me dijo que se sentirÃa como si viviera en la pobreza si ganara menos de un millón al año. El chico vivÃa en el estado de Idaho, ni siquiera tenÃa 20 años y no habÃa trabajado ni un solo dÃa en su vida.
Enseñar a tu hijo a ser responsable desde una edad temprana también es crucial. Una forma de hacerlo es simplemente darles unas monedas en lugar de comprarles cosas para que comprendan mejor el valor del dinero, dijo Lynn.
Un chico de mi instituto.
A los 14 años tenÃa el permiso de conducir, pero sus padres le regalaron un Mercedes-Benz Clase G. Todos los dÃas lo llevaba al colegio y estaba decidido a aparcarlo en el estacionamiento para lucirlo. Asà que hizo que su empleada doméstica condujera hasta el colegio con él y que su hijo condujera un coche detrás de ella para llevarla de vuelta a casa (que estaba sólo a unos 3 kilómetros de nuestro colegio).
Iba al instituto con el hijo del dueño de una gran empresa de televisión. Pensaba que se le debÃa permitir sentarse solo en el aula, rodeado de pupitres desocupados. Yo tenÃa el "privilegio" de sentarme frente a él y me hostigaba constantemente con ataques de su regla y bolÃgrafos cada vez que le parecÃa que me inclinaba un poco hacia atrás.