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Keith Anderson es un padre comprometido que vive en Ontario, y ha encontrado una forma única de recordar la infancia de su hijo Kai: su brazo derecho está cubierto de tatuajes basados en los dibujos de su hijo, que ha estado haciéndose cada año desde que Kai tenía 5 años.
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«El primero que me hice fue el de la margarita, me lo tatué cuando mi hijo estaba aún en la guardería», explicó Anderson a Chance Faulkner, el fotógrafo que le hizo estas fotos y le entrevistó. «Luego volvimos y puso su nombre y la casa, de cuando tenía 4 años.»
«Hace poco, mi hijo fue conmigo al estudio y me hizo él mismo parte del tatuaje. Le encantó. No conozco a nadie que se haya tatuado antes dibujos infantiles, y es muy divertido… La gente me pregunta que pasará si me quedo sin espacio; creo que le pediré que haga dibujos más pequeños.»
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