50 Personas que descubrieron que vivían con un «monstruo» y tenían que compartir las pruebas (Nuevas fotos)

Vivir con alguien nunca es fácil. Tanto si sois compañeros, amigos o estudiantes que se han encontrado por pura casualidad y con la misma necesidad de compartir piso, la verdad es que una gran parte del trato se reduce a momentos no tan dulces. Como, por ejemplo, notar que tu bolsa de galletas disminuye rápidamente de tamaño, o beberte una manzanilla y ponerte tapones para los oídos ya que tu compañero de piso es un búho nocturno apasionado por el tecno.

A veces, sin embargo, la cosa se pone más fea que eso. Y cuando te das cuenta de que tu relación se ha convertido en algo pasivo-agresivo y tu batalla de notas se te está yendo de las manos, puede que sea demasiado tarde para salvar tu cordura (y la de tu compañero de piso, por cierto).

Afortunadamente, hay algunas cosas que todo el mundo puede hacer para asegurarse de que compartir un piso no sea un viaje de ida al infierno. En primer lugar, asegúrate de que eres compatible desde el principio. Lo sé, nadie se va a casar con su compañero de piso, pero estar seguro de que tenéis estilos de vida y aficiones similares y, al menos, que no tenéis aversión mutua inmediata es un buen comienzo.

Sin embargo, muchas personas que han vivido en un piso compartido pueden asegurar que vivir con tu mejor amigo tampoco es una buena idea. Aunque parezca un sueño hecho realidad, vivir con tu mejor amigo puede revelar aspectos menos agradables de la personalidad de las personas (y de la higiene personal). Después de todo, no vale la pena poner a prueba vuestra amistad sólo para que los dos podáis pasar más tiempo bajo el mismo techo.

La verdad es que cuando empiezas a vivir con alguien que conoces, las pequeñas cosas que no te gustaban especialmente de su personalidad suelen convertirse en grandes discusiones.

Aunque no existen normas que regulen cómo deben convivir los compañeros de piso, el psicólogo Fredric Neuman sugiere un par de cosas a tener en cuenta. En primer lugar, el respeto mutuo. "Por respeto, me refiero a ciertas cosas específicas: No comer la comida de la otra persona a menos que se lo pida primero. No pidas prestada la ropa, ni cojas el dinero que haya por ahí, ni tomes cualquier otra posesión de la otra persona sin preguntar antes".

En segundo lugar, sigue los compromisos financieros para que ninguno de los compañeros de piso se sienta presionado. Además, las tareas deben hacerse sin recordarse unos a otros, así que asegúrate de establecer un horario en la zona común.

Esto debería ser de sentido común, pero te sorprendería saber cuántos compañeros de piso no cumplen con lo de no entrar en el dormitorio de tu compañero a menos que estén presentes. Establecer los límites antes de empezar a vivir juntos es una buena manera de asegurarse de que todos están en la misma página.

Para algunas personas, el sentido común puede variar, y hacer saber a todos que no te sientes cómodo con que alguien visite tu habitación sin que tú estés presente es una forma sencilla de evitar la falta de comunicación.