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Roland Rydstrom vive en Anchorage, Alaska, y hace poco tuvo invitados inesperados. La semana pasada, una madre alce y sus dos crías vinieron a su jardín. Por si eso no era suficiente, les gustó mucho su césped y decidieron pasar el día ahí.

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Las crías estuvieron probando todo, desde las sillas a las piertas, y cuando decidieron que la zona era segura, se acurrucaron juntas y se echaron una siesta. En cierto momento, su madre les dio de comer. Rydstrom fotografió a la familia desde el interior de su casa, y cuando se fueron, subió las fotos a internet. Se volvieron virales enseguida, demostrando que la gente necesitaba ver algo tan inocente y adorable en estos momentos duros.

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Image credits: Roland Rydstrom

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Cuando Rydstrom vio al alce y levantó las persianas para verlos mejor, los animales no se dieron ni cuenta. «Me fui a buscar el Flat Stanley que mis primos me mandaron desde Iowa. Les prometí a ellos y a su escuela que haría una foto de Flat Stanley con con el alce de mi jardín, pero en los 3 meses que llevaba trabajando en casa, no estaba en casa cuando venía el alce, algo muy común. Me lo había llevado hasta de excursiones, pero hasta ahora no había tenido suerte con las fotos de alces.»

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«Hice las fotos del alce con Flat Stanley, y unas cuantas sin él y luego me puse a trabajar. Realmente creía que el alce se iría en algún momento, pero cada vez que miraba, seguían ahí. Podía verlos directamente desde mi zona de trabajo. Me distrajo mucho y me divertí mientras editaba vídeos de mi trabajo, con la Orquesta sinfónica de Anchorage. Durante el día, mientras el alce cambiaba de sitio, o se daba paseos, volvía a la ventana o miraba por la puerta para hacerles más fotos. No me hicieron caso la mayoría del tiempo (aunque sus orejas estaban en alto la mayoría del tiempo, así que obviamente estaban alerta).»

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El alce de Alaska es el mamífero oficial del estado, en el que viven entre 175000-200000 de ellos.

En este tipo de alce, los machos son un 40% más pesados que las hembras. El alce macho puede llegar a medir 2,1 metros hasta los hombros y pesar más de 635 kilos. Sin embargo, la hembra mide 1’8 metros y pesa unos 478 kilos. Esto hace que el alce de Alaska sea el miembro más grande de la familia de los ciervos y el alce más grande del mundo.

Image credits: Roland Rydstrom

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No es fácil mantener tal físico. Aunque los alces son herbívoros, necesitan comer en grandes cantidades cada día. En verano, por ejemplo, se comen 33 kilos de alimento al día, y en invierno, más de 15.

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Los alces estuvieron en el jardín de Rydstrom la mayor parte del día, desde antes de las 9 de la mañana hasta casi las 7 de la tarde. «Se dieron 2 paseos rápidos por el vecindario, pero volvieron enseguida a su sitio en el jardín. Como se puede ver en las fotos, la mayor parte del tiempo solamente estuvieron descansando ahí. Un vecino informó que había visto a esta misma familia de alces corriendo junto a la carretera esta mañana temprano, a unas pocas millas del vecindario. Si hubiera hecho vídeos antes, se vería que la madre en particular respiraba pesadamente. Necesitaban descansar, y creo que les pareció seguro hacerlo aquí en nuestro jardín.»

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«Note the smile on its face as it knocks over this pot. Sociopath.»

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«Y así volcó la maceta, y el pequeño simuló no haber tenido nada que ver con ello…»

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«Las crías pasaron mucho tiempo tumbadas juntas. Era adorable verlas ahí, moviéndose hacia el sol según avanzaba el día»

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Rydstrom hizo bien al no salir para hacer fotos a la familia de alces que lo visitó. Generalmente no son agresivos, pero se pueden volver increíblemente peligrosos cuando se los provoca. Una hembra alce no se lo pensará 2 veces a la hora de atacar a una persona si cree que amenaza a sus crías.

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«Según la familia de alces iba y venía del jardín, mordisqueaban plantas, y en el caso de las crías, el mobiliario del patio y la decoración del jardín, y del vecino también, igual que los bebés, llevándoselo todo a la boca. De hecho, el vecino comenzó a apagar y encender las luces decorativas del jardín intentando asustar a las crías, que intentaban comerse una bombilla, con miedo de que se quebrara el cristal en su boca y se hicieran daño. A la madre le encantó comerse mis begoñas y las del vecino, así como las hojas de los árboles, los astilbes y las hojas del naranjo mexicano. También le gustan las flores del corazón sangrante, que acababan de florecer, pero tuve suerte y no se las comió.»

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Por desgracia, Roland estaba al teléfono cuando ocurrió lo más emocionante, y no tiene fotos o vídeo de ello. «Otro alce y sus crías pasaron corriendo a través del jardín casi al final del día. Los escuché correr, pero no pude grabarlos corriendo cruzándose con la otra familia de alces que descansaba. La madre y crías de mis fotos se levantaron y corrieron tras ellos, así que hubo 2 alces y 4 crías atravesando los jardines. Y en esos momentos se lo estaba contando a un amigo por teléfono.»

Image credits: Roland Rydstrom

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Nada similar a esto había pasado antes en el jardín de Roland. Como ya dijo, a veces lo visitan los alces, pero nada más. «Normalmente solo atraviesan el jardín y mordisquean las plantas y árboles, o juegan con los aspersores del vecino. Hace unos años creíamos que una madre iba a dar a luz en el sitio donde hoy estaban descansando en las fotos. Pasó varias horas tumbada al sol respirando con dificultad mientras estiraba las patas. Pero fue una falsa alarma, tuvo gemelos esa misma noche, al otro lado de la calle.»

La pareja de Roland, Cathy, contó esto en Facebook, y también que lleva viviendo en Alaska desde 1976 y nunca había visto nada así en su jardín, a pesar de que antes vivía mucho más cerca de las montañas. «A otros les pasa todo el rato, nosotros hemos tenido suerte esta vez.»

Image credits: Roland Rydstrom

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A todos les encantaron las fotos: