Siempre quise ser actriz hasta que me di cuenta de todo lo que implicaba la parte empresarial de la industria. Sin tener la riqueza y el nepotismo de mi lado (y sin ganas de operarme la nariz), me di cuenta de que podía haber una carrera más respetuosa con mi salud mental.
A veces idealizamos cosas para las que no estamos tan preparados, ¡y no pasa nada! Un usuario de Reddit le pidió a la gente que compartiera las cosas que soñaron con hacer toda su vida, solo para darse cuenta de que en realidad las odiaban, y cientos de personas contaron su historia. Sigan leyendo para conocer algunas de las respuestas más sinceras, y tómenlo como un recordatorio de que siempre se puede cambiar de opinión.
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La docencia.
Y no lo digo por los niños, ellos son divertidos y les encanta aprender.
No soportaba a los demás profesores y directivos. POR DIOS, DEJEN DE ESTAR TAN ENOJADOS Y DE CONTROLAR TANTO A NIÑOS DE 8 AÑOS.
Amigos, las decepciones de la vida pueden ser experiencias difíciles y dolorosas, pero también pueden brindarnos valiosas lecciones y oportunidades para el crecimiento personal. Tal como dice el dicho, “Lo que no nos mata, nos fortalece”; cuando las cosas no salen como lo deseamos, ponemos a prueba nuestra capacidad de recuperación. Aprender a superar obstáculos y adaptarse a las circunstancias adversas nos ayuda a desarrollar resiliencia emocional y fortaleza mental.
Las decepciones también pueden proporcionarnos lecciones importantes sobre nosotros mismos, nuestras expectativas y el mundo que nos rodea. Nos permiten aprender de nuestros errores, evaluar nuestras elecciones y tomar decisiones más informadas en el futuro.
Tal como vimos en algunas de las experiencias compartidas en este artículo, las decepciones muchas veces nos confrontan con la realidad y nos obligan a ajustar nuestras expectativas. Nos enseñan que la vida no siempre sigue un curso perfecto y que es importante ser flexibles en nuestras metas y aspiraciones. Además, pasar por decepciones puede incrementar nuestra empatía hacia las personas que también enfrentan dificultades. Al experimentar el dolor emocional, podemos desarrollar una comprensión más profunda de los desafíos que enfrentan los demás y brindar apoyo y compasión. Como verán, los reveses de la vida pueden tener su costado positivo: lo importante es aprovechar estas experiencias como oportunidades para el crecimiento personal.
Unirse al ejército. 1/10 no lo recomendaría. Lo único bueno que saqué de esto fue poder decir que viajé y viví en un país extranjero y podría haberlo hecho por mi cuenta. Es el lugar de trabajo más tóxico de la Tierra. Para las mujeres, es un auténtico infierno de depredadores sexuales, misoginia y abusos por parte de ignorantes e inmaduros que tienen cero respeto por las mujeres y a quienes se les da demasiada responsabilidad y poder (mucho antes de que tengan el cerebro o la sabiduría para utilizarlos).
Ingresé a un seminario católico después de la secundaria, en una orden religiosa católica. Los años que pasé ahí deconstruyeron totalmente el mito y la mística de la religión al ver cómo muchos de los sacerdotes eran unos farsantes.
Después de eso, entré en la policía con la esperanza de volver a ayudar a la gente que lo necesitaba. Nunca había visto tanta estupidez concentrada en una sola organización. Preferiría vivir como un ermitaño antes de pasar otro día con un grupo de vagos idiotas, mentirosos y confabuladores que apenas habían salido del secundario.
Lo verdaderamente inquietante de ambas instituciones era el nivel en que el “rango” te daba derecho a establecer una realidad alternativa.
Que se pudran los dos.
Esta historia me la contó un amigo, y no tengo ninguna razón para creer que es mentira, aunque no conozco a ninguna de las personas involucradas.
Es sobre una pareja en la cual el marido quería hacer un trío. Su mujer siempre se negaba, al menos en parte porque tenían un hijo y no quería que sus aventuras sexuales afectaran al niño de ninguna manera.
20 años después, más o menos, los niños ya no estaban en casa y el marido seguía sacando el tema (no se si alguna vez dejó de insistir). Resulta que la mujer tenía una compañera de trabajo de la que se estaba haciendo muy buena amiga y que también le parecía muy atractiva, así que un día (antes del cumpleaños de su marido), le preguntó a la chica si estaría dispuesta a estar con ella y su marido. La compañera dijo que sí.
En el cumpleaños del marido, la mujer lo sorprendió con dicho trío. Después, la reacción de su marido fue: “Bueno, no ha sido la experiencia alucinante que esperaba. Pero bueno, mi mujer es increíble por hacer esto por mí”.
Puede que me esté perdiendo algunos detalles, pero ahí fue cuando ella se dio cuenta de que disfrutaba mucho más estando con la otra mujer que con su marido. Acabó dejándolo y ahora tiene una relación con su compañera de trabajo.
Ser el jefe. La palabra “jefe” no es más que un título, pero ser un líder eficaz es una montaña rusa emocionalmente agotadora y, a menudo, ingrata.
Tocar tetas. ¿Qué adolescente heterosexual no quiere tocar tetas? Obviamente yo también quería hacerlo, y el deseo me hizo crear grandes expectativas. Cuando lo hice terminó siendo una decepción. La chica estaba buena, pero su personalidad era horrible. Me agarró las manos y las puso en sus tetas. No sentí nada, y por alguna razón me pareció forzado y poco natural. Entonces me di cuenta de dos cosas:
1. Las tetas bonitas no compensan una personalidad mala.
2. Las experiencias sexuales solo son agradables cuando se siente algo por la otra persona.
“¡De grande quiero estudiar derecho ambiental! Voy a ayudar a salvar el mundo”. Ya no tengo energía ni para salvarme a mí mismo.
Ser paramédico.
Había planeado que sería mi profesión de por vida desde que estaba en la escuela secundaria. Me encantaba el campo de la medicina y quería salvar vidas, pero sabía que no tendría la resistencia necesaria para estudiarlo.
No encajaba bien en los bomberos, lo cual suena estúpido pero creo que realmente necesitaba una hermandad si quería sobrevivir en ese tipo de trabajo. Sin embargo, el verdadero problema era mi empatía. Rápidamente supe que no sería capaz de ver a la gente en sus peores momentos todos los días. Podía soportar huesos rotos y sangre, pero no me había preparado para los gritos.
En mi tercer traslado asistí a un adolescente que se suicidó, y eso fue suficiente. Ahora trabajo en un museo.
Crecí viendo películas románticas y leyendo novelas románticas, y siempre soñé con que viniera un chico, me conquistara y luego se acostara conmigo.
Cuando tuve mi primera relación con un chico, me di cuenta de que yo era gay.
Cuando era joven mi sueño era ser modelo de moda y a los diecisiete años, con la aprobación de mis padres, lo hice hasta los 23 años. No era lo que había soñado, fue mucho peor. Me mataba de hambre para tener un aspecto determinado, solo hacía cardio y pesas ligeras en el gimnasio y me criticaban constantemente por mi cuerpo, mi aspecto, mi piel y mi pelo. Tuve que dejar la universidad durante un semestre para recuperarme por haber sufrido ansiedad y una depresión grave.
La escuela de medicina. Estaba muy emocionada por observar una cirugía y, cuando lo hice, me desmayé…
Ir a Las Vegas. Me encantaba la idea de una ciudad basada en juegos. Resulta que me gustan los juegos justos.
Vivir con mi pareja.
Éramos, y somos, una pareja que encaja perfectamente. Incluso ahora que nos hemos separado románticamente, seguimos siendo los mejores amigos. Recibiría una bala por ese desgraciado.
En mi cabeza iba a ser todo galletas horneadas y sexo. Mientras yo trabajara, él se ocuparía de las tareas domésticas y nuestros amigos podrían venir cuando quisieran.
Pero en realidad yo tenía un trabajo tan horrible que casi me mata, y él sufría de depresión y, al mismo tiempo, intentaba sacar adelante su tesis. El apartamento era demasiado pequeño y apestaba, incluso antes de que ambos dejáramos de limpiar. Éramos tan infelices que todas las noches pedíamos comida para llevar y nos íbamos a dormir sin darnos un beso. Y, cuando estás a un paso de ahorcarte, el ánimo no está para fiestas.
Me di cuenta de que la vida con él no funcionaba, no era para mí. Y tenía razón. Llevó 6 años viviendo sola y no puedo imaginarme renunciando a la independencia que tengo por nada ni por nadie.
Madre mía... Qué horror de experiencia, supongo que antes de ir a vivir juntos ya tenían muchos problemas que no vieron.
Me cambié de nombre. Cuando el cambio de nombre fue aprobado y recibí una carta con mi nuevo nombre, me asusté y volví a cambiármelo ese mismo día.
Toda mi vida quise hacer dibujos animados.
Luché con uñas y dientes para perfeccionarme.
Hice prácticas en un viejo estudio de Burbank especializado en dibujos animados sobre *cierta familia amarilla*.
Luego, después de la universidad, me convertí en mecánico y no volví a mirar atrás.
Viajar por trabajo. Hay que pasar mucho tiempo en hoteles y, por culpa de los horarios de los vuelos, rara vez existe la oportunidad de conocer algo más. Y tener resaca en un avión es una experiencia horrible.
Mudarse a otro país. Me encantaba la idea de mudarme a un lugar nuevo y conocer su cultura.
Resulta que es caro, complicado y agotador.
El único consuelo es que tendré buenas anécdotas para contar… A nadie, porque he perdido a todos mis amigos.
