20 Padres estadounidenses comparten experiencias de permisos parentales que muestran lo absurdo del sistema
EE.UU. es el único país de la OCDE que carece de un permiso de maternidad o paternidad obligatorio y remunerado. La Ley de Permisos Médicos y Familiares (FMLA) permite a algunos empleados tomar hasta 12 semanas de permiso de maternidad no remunerado, pero sólo el 60% de los trabajadores tienen derecho a ello.
En consecuencia, muchos padres primerizos en EE.UU. se ven obligados a "aguantarse" y volver al trabajo cuando ni siquiera están preparados para ello. Y nada muestra la falta de la política de permisos parentales tan bien como estas historias reales de personas que lo experimentaron de primera mano.
Desde madres que rompen a llorar en su primer día de vuelta al trabajo hasta una madre que tuvo que trabajar dos semanas después de perder a su hijo, estas cosas parecen sacadas de una película de terror. Y lo que es más horrible, para muchos estadounidenses, todo esto es demasiado real.
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Tuve que estar sin vacaciones ni tiempo libre durante más de dos años para poder acumular las míseras siete semanas que tenía. No podía permitirme el lujo de quedarme sin sueldo, así que volví al día siguiente de que se me acabara el PTO (tiempo libre pagado). Fue horrible. Mi producción de leche aún se estaba regulando, nadie dormía por la noche y, en un par de semanas, sufrí una grave depresión posparto. Este país puede permitirse la licencia pagada. Somos, literalmente, los peores por no proporcionarlo.
Tuve que volver al trabajo dos semanas después de perder a mi hijo con 25,5 semanas de embarazo: había dado a luz a un ángel de forma natural y vaginal. Aunque se consideró un parto vaginal, como no di a luz a un niño vivo, se esperaba que volviera lo antes posible.
Soy despachadora del 911, y en mi primer mes de regreso atendí cuatro llamadas telefónicas por muertes por SMSL de mamás o papás. Estuve a punto de no seguir con el trabajo de mis sueños porque no tenía tiempo para hacer el duelo y luego recibí varias llamadas muy traumáticas y que me hicieron sentirme identificada
Tuve a nuestra hija prematura con 29 semanas de embarazo, durante un viaje de trabajo. Estuvo en la UCIN (unidad de cuidados intensivos neonatales) durante 63 días. Tras recibir el alta el miércoles y volver a casa a dos estados de distancia, tuve que ir a trabajar el lunes siguiente. Estuve cuatro días en casa con ella y luego tuve que dividir mi tiempo entre una bebé prematura y mi trabajo.
Tuve que volver al trabajo después de cuatro semanas porque no podía permitirme no hacerlo. Utilicé todo mi PTO durante dos de las semanas que me quedé en casa y las otras dos no fueron pagadas. El primer día que pasé por delante de la recepcionista, me dijo: "Espera, ¿has vuelto? ¿No acabas de tener un bebé?". Inmediatamente rompí a llorar delante de ella. Luego estuve llorando todo el día por echar tanto de menos a mi bebé y sentirme increíblemente culpable por estar lejos de él. Fue lo peor.
Mi experiencia fue muy positiva, así que felicito a mi empleador (Bank of America). Actualmente ofrecen 16 semanas de permiso PAGADO más la opción de tomar 10 semanas adicionales de permiso no pagado. En mis dos primeros embarazos me tomé las 16 semanas y con el tercer/último bebé ahorramos como locos y me tomé las 26 semanas de permiso.
Me siento fatal cada vez que hablo con otros padres y me entero de que otras empresas lo hacen tan mal. Apoyen a sus empleados y a sus familias y ellos les serán fieles.
Mi marido tuvo un día de permiso de paternidad. Resulta que era su único día libre esa semana. Luego volvió a trabajar 12-14 horas diarias.
Era mi primer bebé y estaba completamente sola. Ni amigos ni familiares me ayudaron, ni me visitaron, ni siquiera me llamaron. Fue extremadamente traumático. Tenía puntos de sutura y llevaba pañales, tenía un recién nacido con el que no tenía ni idea de qué hacer y estaba completamente sola. Fue horrible y tan innecesario.
Tenía seis semanas pagadas, lo que era estupendo porque conocía a mucha gente que ni siquiera recibía eso. Trabajaba a cinco minutos de mi casa y estaba preparada para el éxito cuando se trataba de ser una madre trabajadora. Pero las seis semanas libres pasaron volando y mi ansiedad posparto se apoderó de mí hasta el punto de que le gritaba a mi madre, que estaba cuidando a mi hija, sólo por conducir con ella sin mi permiso. No estaba lo suficientemente bien como para empezar a trabajar pero no podía reconocerlo.
Era madre soltera y solo pude permitirme tomarme cuatro semanas de vacaciones tras el nacimiento de mi hijo mayor. Lo odié. Lo único que quería era pasar tiempo con mi bebé y establecer un vínculo con él, pero tuve que volver a la rutina porque no tenía derecho a ningún permiso remunerado.
Tuve 12 semanas: seis pagadas, seis con el 67% de mi sueldo. Ahora vuelvo el lunes a un lugar en el que tengo que quedarme hasta tarde para recuperar el tiempo que utilizo para extraer leche materna para alimentar a mi bebé.
Di a luz un viernes. El lunes por la mañana, el jefe de mi marido quería que volviera a la oficina. Era el final de su permiso de paternidad.
En el momento de mi segundo embarazo, yo trabajaba como profesora de secundaria. Me dijeron que debía guardar reposo a los cinco meses por motivos de salud. Sin embargo, mi jefe me dijo que todo mi tiempo libre no sería remunerado (ya que la escuela era pequeña y no estaba cubierta por la FMLA). Me obligué literalmente a trabajar hasta que físicamente no pude más, a los siete meses de embarazo. Volví a trabajar cuando mi bebé tenía menos de ocho semanas porque no podía permitirme seguir sin cobrar. Dos años más tarde, todavía estoy pagando la deuda obtenida durante ese tiempo, simplemente tratando de mantener las facturas pagadas y la comida en la mesa.
Me tomé cinco meses y medio de vacaciones, pero ninguna de ellas fue con mi sueldo completo, ni siquiera cerca. fue muy difícil llegar a fin de mes, y acabé acumulando un montón de deudas de tarjetas de crédito. Mi marido tenía que trabajar en Uber los fines de semana para ayudar a compensar el dinero extra que necesitábamos para pagar las facturas del hospital más los nuevos costes de tener un recién nacido.
Mi jefe nunca elaboró un plan para cuando tuviera a mi hija. Llegó una semana antes de lo previsto y tuve que volver a hablar con él para ver de qué se trataba. Volví seis semanas después porque vendió la empresa y no nos lo dijo.
Por suerte, debido a la pandemia le dije que necesitaba trabajar desde casa para cuidar a mi bebé. Los Estados Unidos tienen que ponerse al día.
Soy camarera. Tengo 6 semanas no pagadas que se requieren para mantener mi posición. Sin sueldo, sin FMLA, sin promesa de conseguir los mismos turnos que tenía antes. He trabajado allí durante 5 años.
Mi marido tuvo que entrar a trabajar al día siguiente de llegar a casa del hospital con nuestro hijo. Fuera del tiempo en el hospital, tuvo un día y medio de descanso.
Todos los años escribo a mis congresistas sobre lo inaceptable que es que Estados Unidos siga sin tener bajas familiares y por enfermedad remuneradas. Una vez obtuve una respuesta real: el estado de Washington incluso tiene una licencia familiar pagada en la ley estatal, pero el estado vota año tras año para no financiarla.
Yo tengo una baja por maternidad pagada porque estuve en el ejército. Me desconcierta que podamos hacer que funcione en las Fuerzas Armadas, pero que no podamos hacerlo en el sector privado o público.
Yo daba clases y me daban 6 semanas de licencia. Sólo te dan el tiempo suficiente para curarte físicamente y no te pagan. Acabé tomándome dos semanas más con mis días de vacaciones porque no podía creer que ya fuera hora de volver. Mi sueldo fue muy pequeño durante mucho tiempo porque te descuentan cada día que no estás.
La política de la empresa era de seis semanas sin cobrar. Incluso tenía tiempo de vacaciones que había ahorrado y que mi jefe no me dejaba utilizar. Acabé volviendo al trabajo después de cuatro semanas (cuando mi bebé tenía tres semanas) porque no podía permitirme perder más trabajo.
Fue una pena.
En el caso de los dos últimos bebés, mi marido y yo teníamos un negocio de limpieza y no teníamos tiempo libre. Mi marido tenía un trabajo enorme el día que iba a dar a luz a mi hijo menor y tenía que repartir el tiempo entre el trabajo y el hospital. No había otra opción. Volví al trabajo unos 10 días después de tener a mis dos últimos hijos. Los llevaba mientras limpiaba porque, o trabajábamos, o perdíamos el empleo.
Es un auténtico asco. Volví a las 6 semanas después de mi segundo (dejé mi trabajo con el primero porque fue antes de la Ley de Asistencia Asequible (ACA) y mi embarazo se consideraba una "condición preexistente", lo que significaba que no calificaba para el seguro o cualquier tipo de licencia, no pagada o no)
Fue un asco. Mucho. La mayoría de mis compañeros de trabajo son de mediana edad y tenían esposas que se quedaron en casa cuando sus hijos eran pequeños y la cantidad de veces que me preguntaron "¿qué? ¿Ya has vuelto? ¿Por qué no estás en casa?" me hacía sentir apuñalada. Estoy aquí porque no puedo permitirme el lujo de perder mi trabajo por pedir un permiso adicional y ustedes, imbéciles, siguen votando en contra de políticas que ayudarían a mi familia.
