Inspirada y dedicada al meme del Ceiling Cat (o “gato del techo”), el cual es seguro que ya conozcan, esta lista apunta a seguir desentrañando los misterios de los dioses gatos. Queridos lectores, como ustedes ya son usuarios expertos de internet, no nos detendremos en la historia y el surgimiento del meme del Ceiling Cat, sino que reflexionaremos sobre los gatos en general.
Empecemos con nuestra fascinación por los felinos. Lo sabemos… creen que hablaremos de los antiguos egipcios, de sus gatos momificados y de los dioses gato como Bastet, Sekhmet, y Mafdet. Pero, para hacer esta discusión sobre “gatos como deidades” más interesante, también mencionaré a algunos dioses gatunos de otras culturas antiguas. Por ejemplo, tenemos al Ovinnik: un espíritu de la mitología eslava que tiene la forma de un gato negro con ojos feroces. Una vez que tiene el vientre lleno, se convierte en un gran protector de establos y ganado, como cualquier otro gato. Pero pobre de aquellos que dejan vacío el estómago de Ovinnik, ya que el espíritu se comerá a los animales y prenderá fuego las casas. También podemos tomar a la diosa nórdica Freyja: su carruaje celestial no era arrastrado por simples corceles, sino por dos gatos grises gigantes. Se dice que la gente dejaba bocadillos para estos gatos, para que así no se comieran a sus hijos. Como pueden notar, los gatos siempre han ocupado un lugar especial entre lo divino, por lo que volverse señores supremos de internet es el siguiente paso lógico.
Como la simplicidad es la máxima sofisticación, los gatos de internet han dejado caer sus capas doradas y sus garras de diamante, y se volvieron hacia cosas más básicas que resonarán mejor con los ingenuos mortales. Y, en última instancia, así prolongan su soberanía. Ahora, tenemos a los mismos gatos-dioses siendo alabados por su ternura, su infame lógica felina y sus payasadas generales. Ya saben, cosas típicas en la existencia de los gatos. Sin embargo, al igual que dejar cualquier otro viejo hábito, renunciar a la condición de deidad no debe ser fácil. Por eso, en algunas ocasiones, veremos a un gato aparentemente adorable que nos recordará de su autoridad al ocupar el lugar más alto de nuestros hogares, mientras nos quema con su austera mirada. Si al llegar hasta aquí todavía no comprendieron de qué hablaremos en esta publicación, ¡los invito a continuar leyendo para ver nuestra colección de gatos en techos! Llámenlos ridículos, graciosos o, incluso, estúpidos: en el fondo, ¡ya saben que solo un ser divino podría ser entretenido, espectacular y serio a la vez!
Voten por las fotos de gatos que más los hayan divertido, cuéntennos cinco razones por las que aman a los gatos y ¡no olviden compartir este artículo con sus amigos!
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El dueño de una tienda colocó un techo de vidrio para que los gatos pudieran observarlo mientras trabajaba
“A mi gato le encanta trepar al sitio más alto dentro de un cuarto. Eso está bien en casa, pero, cuando viajamos y nos quedamos con amigos, encontramos que sus hogares no son a prueba de gatos como el mío, por lo que se vuelve un problema”, le contó a Bored Panda Molly DeVoss, una especialista en entrenamiento y comportamiento felino certificada que dirige la agencia Cat Behavior Solutions.
Ella explicó que, a partir de cierta altura, los gatos comienzan a tener miedo, aunque sea natural para ellos buscar terrenos elevados. “A veces, solo necesitan un poco de privacidad, aunque esto suele provenir de sus estados de alerta instintivos por los depredadores. Así, pueden ver depredadores y potenciales invasores del territorio desde lejos”, comentó Molly.
Soy plomero, he estado trabajando en un techo debajo de una ducha que gotea y he sido recibido por un gatito curioso
Si alguna vez se han preguntado cómo hacen los gatos para trepar hacia lo alto con tanta gracia y sin esfuerzo, con la excepción de esas raras ocasiones en las que se caen en las encimeras, Molly dijo que deberíamos observar su anatomía. “Las garras fuertes y afiladas de los gatos, además de los músculos en sus miembros posteriores, hacen que trepar sea fácil para ellos”.
Además, los gatos tienen un increíble sentido del equilibrio y son muy flexibles, comentó Molly. “Cuando se caen, se giran y aterrizan sobre sus patas (de ahí la frase: “siempre aterriza sobre tus pies”). Esto es conocido como “reflejo de enderezamiento”. Aunque todas las razas de gatos, incluso los amados gatos domésticos de pelo corto, aman escalar, las razas Savannah y Bengala parecen mostrar una inclinación mayor por trepar”.
Este es Orange, el gato de mi novia. Lo llevamos al ático para que cazara ratones y, ahora, no quiere bajar
Se han hecho muchos estudios sobre qué tan alto pueden caerse los gatos sin sufrir lesiones. “Estas investigaciones sugieren que un gato puede caer por 20 pisos (más de 60 metros) y sobrevivir con pocas o ninguna herida. Sin embargo, no querrán poner a prueba esta teoría. Los gatos pueden caerse desde unos 2 metros y medio sin sufrir ningún tipo de lesión”, advirtió la conductista de gatos.
Me encuentro remodelando mi sótano y acabo de quitar todas las baldosas del techo. Hallé a mi gato así
Si no quieren que sus gatos se suban a las encimeras y a los sitios altos de la casa, Molly dijo que necesitarán ofrecerles alternativas. “Sobre las ventanas, tengo unos escalones en la pared que conducen a estantes y camas de gatos. Nuestro gato, pasa horas durmiendo en lo alto, encima de nuestras cabezas. Contamos con muchos repelentes en las superficies, como tapetes afilados, puntiagudos o con sonido sónico, pero no recomiendo utilizar un repelente (de cualquier tipo) sin proporcionar antes una alternativa”.
Agregó: “Siempre he dicho: ‘no puedes decirle a un gato que no, sino que tienes que demostrarle lo que quieres que haga’. Esto significa que la responsabilidad de darle alternativas que le permitan expresar su comportamiento natural está en ti”.
Estaba Hojeando Libros En Esta Pequeña Y Tranquila Librería Cuando Oí Algo Por Encima De Mi Cabeza
Entré a una tienda de antigüedades y vi a este gato asomando su cabeza por el agujero del techo
Esta mañana no podía encontrar a Nacho
Lo llamaba y lo llamaba y no aparecía en ninguno de sus escondites de siempre. Y luego vi una cabecita anaranjada mirándome desde el techo.
