Rob Gonsalves fue un pintor canadiense del estilo realista mágico, conocido por sus bellas y alucinantes ilusiones ópticas. La mayoría de sus pinturas tienen un límite poco claro entre las múltiples historias que cuentan, lo que obliga al espectador a saltar de una a otra.
El interés de Gonsalves por el arte comenzó a una edad temprana. Estaba interesado en crear obras de arte a partir de su imaginación utilizando diferentes materiales. Cuando cumplió 12 años, comenzó a aprender sobre técnicas de perspectiva y comenzó a pintar y dibujar edificios imaginarios, lo que llevó a un mayor interés por la arquitectura.
Según el sitio web de Rob Gonsalves, sus pinturas hablan "de la imaginación alegre y maravillosa de los niños, y de nosotros, los adultos que aún podemos encontrar a ese niño interior dispuesto a columpiarse tan alto que nuestros zapatos tocan el cielo". ¡No dejes de explorar sus mundos surrealistas!
Más información en: robgonsalves.live | Facebook
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Curiosamente, Rob Gonsalves trabajó a tiempo completo en arquitectura durante unos 5 años. Esa es una de las razones por las se ven muchos temas arquitectónicos en sus pinturas.
Como compartió el artista en una de sus entrevistas, dibujar fue algo que siempre le gustó hacer cuando era niño. "Hay mucha planificación involucrada antes de comenzar a pintar sobre lienzo. La primera parte de una pintura es simplemente desarrollar el concepto y pensar en qué tipo de tema me gustaría probar y seguir. Y una vez que decido cuál es el el concepto, paso mucho tiempo haciendo dibujos preparatorios".
"Probablemente, el 60% del tiempo lo paso en la etapa de preparación del dibujo hasta que lo decido todo. Por lo general, la parte de pintar me toma alrededor de tres semanas, lo que es relativamente corto en comparación con la parte de planificación, pero es la más agradable porque es más intuitiva", compartió Gonsalves.
Tuvimos la suerte de ponernos en contacto con Lise Carruthers, una pintora al óleo muy talentosa y viuda de Rob Gonsalves, para que compartiera sus ideas sobre su vida y su arte. Carruthers nos dijo que la conceptualización de una pintura siempre fue la parte más difícil y estresante del proceso de Gonsalves. 'Es un tipo de proceso sobre 'lo que captas con el rabillo del ojo' (no una forma de trabajo forzada y enfocada). Rob obtenía sus ideas de la vida. Por ejemplo, en nuestro viaje a la Isla del Príncipe Eduardo en 1996, nos paramos en la base del lado PEI del Puente Centenario mientras estaba en construcción. Por un breve momento, Rob vio otra realidad y, eventualmente, esa imagen se convirtió en 'El sol se pone a navegar'.
Hacer que una idea funcione en un lienzo para que el espectador se transporte sin esfuerzo a diferentes realidades requirió cálculos matemáticos que sirvieran para manipular la perspectiva. Rob trabajaba en una mesa de dibujo. Era un trabajador meticuloso. Fue una suerte que eventualmente tuviéramos suficiente dinero para alquilar un estudio y que yo pintara, porque soy bastante desordenada".
Carruthers contó que ella y Gonsalves se conocieron (como vendedores) en la Exhibición de Arte al Aire Libre de Toronto al comienzo de la carrera profesional de Gonsalves como artista en 1989. "Nos mudamos a un pequeño ático en una antigua casa de Toronto en 1991, donde compartimos una pequeña habitación para pintar. Afortunadamente, Rob trabajaba durante la noche y yo pintaba durante el día. Experimenté el proceso de cada pintura que creó Rob y fui el modelo de respaldo cuando no pudo encontrar una fuente para una figura en cierta perspectiva."
"Picasso dijo una vez que su vida era mejor antes de que su trabajo fuera tan reconocido. Rob pensó lo mismo. La presión de producir pinturas que invocaban la alegría infantil en los espectadores era estresante. Cada pintura tenía su propia integridad, y despreciaba repetir una idea. Definitivamente no era un negocio de oferta y demanda. Tan pronto como se terminaba una pintura, se enviaba a la galería y se vendía a alguien en la lista de espera. Rob bromeaba sin humor sobre no poder permitirse comprar una de sus pinturas, lo que significaba que no podía permitirse el lujo de quedarse con ninguna.
El año en que Rob murió, quería tomarse un descanso de la pintura y concentrarse más en la música. Tratábamos de reconfigurar nuestras vidas para que eso fuera posible cuando se dio por vencido. A menudo era frustrante vivir con él, ya que vivía mucho en su mente y no era comunicativo. Fue en su vida física donde encontró su visión. A veces sentía que yo tenía el papel de director de nuestro viaje vital en nuestra relación, pero él impartía la magia. Ahora es trágico vivir sin él", compartió Carruthers.
Según Lise Carruthers, las pinturas que Gonsalves consideraba las más especiales eran las que mejor simbolizaban su vida. "La mayoría de ellas no fueron sus obras más populares y, a menudo, técnicamente no son las mejores. Una de mis favoritas es 'Unión del cielo y el mar', pero eso depende del día. Lo maravilloso de su trabajo es que los espectadores ven sus propias experiencias mágicas. "La gente siempre le preguntaba a Rob qué significaba su pintura (y de dónde sacaba sus ideas). Lo que respondía es redundante. Ser el guardián de su legado me ha demostrado que su arte es genial porque expresa universalmente alegría y asombro. Los adultos vuelven a conectar con su niño interior, con cuyos ojos pueden ver la magia. Ese fue el regalo de Rob Gonsalves".
Rob Gonsalves compartió una vez que una ilusión es un dispositivo que usa para intentar crear un efecto mágico. "Siempre trato de desarrollar conceptos que tengan una expresión de la imaginación, un sentimiento de asombro o de magia. Hay momentos de verdadera magia. Es simplemente algo que es parte de la vida, y tienes que estar abierto a ello, pero está ahí".
