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La gente a la que no le gustan los tatuajes pueden opinar distinto, pero los tatuadores son a menudo algunas de las personas más amables que puedes conocer. Por ejemplo, Jason Ward: cada viernes, este tatuador que trabaja en Nueva Zelanda tiene cita con Suzie, una mujer con síndrome de Down que viene a tatuarse… ¡con calcomanías!

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«Es… una imagen de dos personas que posiblemente sufren discriminación en algún momento y lugar, compartiendo algo,» dice Ward, que trabaja en un estudio llamado Músculo y Tinta. ¡Sigue leyendo para conocer los detalles de esta tierna historia!

Más información en: Facebook (via: 22wordsnzherald)

Durante los últimos 3 meses, Suzie ha ido al estudio Músculo y Tinta para que Jason Ward la tatúe

«La primera vez que vino, caminó hasta el mostrador, puso sus cosas encima y dijo ‘ponme esto en el brazo’,»

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«Si fuera un miembro de mi familia y hubiera entrado a otro estudio de tatuajes dónde le hubieran dicho que se largara, yo me habría enfadado. ¿Por qué iba a decirle que no?»

Ward no le cobra nada a Suzie, ya que solo le pone calcomanías.

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«Le gustan los diseños maoríes… parece ser que alguien en el centro de día al que va, tiene tatuajes de Ta Moko por todo el brazo. Los viernes por la tarde ella vuelve al centro y los compara.»

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