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Pascal, un perrito callejero de Turquía, estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado, cuando dos niños retorcidos lo encontraron y se dedicaron a torturarlo.
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Solo tenía 4 meses cuando un equipo de rescate lo encontró en una nave industrial y lo llevó a la Organización de rescate He’Art en Estambul. Los niños le habían hecho cosas terribles, como cubrirlo con cola industrial.
La cola actuó como cemento, y Pascal estaba tan rígido que casi lo único que podía mover era la lengua. Hubo que afeitarlo para cortar el pegamento y el barro adheridos a su pelaje. Su piel estaba en carne viva llena de heridas y daños causados por agentes químicos, así que tuvo que pasar por varios baños medicinales para recuperarse.
Pascal tenía miedo de los humanos y solo confiaba en su veterinario. Pero gracias a los cuidados del equipo de rescate, comenzó a socializar más y más. Tras meses de rehabilitación, tras curar sus heridas y volver a crecer su pelaje, Pascal fue puesto en adopción y pronto encontró un cariñoso hogar en España.
Ahora Pascal vive con su familia y otro perro con el que se lleva muy bien. No solo juegan juntos, también corren libremente por la playa, y Pascal ya mueve el rabo de nuevo.
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