“Todavía están sorprendidos”: Estas 25 personas no tuvieron otra opción más que sostener las mentiras que habían contado
Aquí les traemos otra referencia a Friends, para todos los fanáticos que hay por ahí. Es probable que recuerden el episodio en el que Ross Geller comenzó a dar una charla con un acento británico falso debido a su nerviosismo. Él intentó, disimuladamente, ir eliminándolo de a poco, hasta que uno de sus estudiantes lo notó y le exigió que dijera la verdad.
Pero, a diferencia de Ross, esta gente que compartió sus historias en Reddit hace muchos años decidió sostener sus mentiras. Eligieron el camino de “finge hasta que sea cierto”, incluso si eso significaba alterar sus realidades lo que, para algunos, resultó bien.
¿Cómo es que alguien puede sostener una mentira durante años? Continúen leyendo para averiguarlo.

This post may include affiliate links.
Cuando era pequeño, le dije a mi mamá que realmente me había gustado su cazuela de atún. Solo intentaba ser amable y darle un cumplido, ya que parecía que había tenido un muy mal día.
Ahora, casi todas las veces que la visito, me cocina cazuela de atún. En realidad, no me gusta tanto, pero es un gesto tan dulce que no tengo la valentía de decirle que se detenga. Esto ocurre desde hace más de 30 años.
Pues… Hay mucho sobre mi pasado que decido no contarle a un 99% de las personas que conozco o conoceré, y es que fui prostituta y adicta a las metanfetaminas durante algunos años. Siempre tuve problemas de depresión y, durante un tiempo, estuve en un lugar muy oscuro que me llevó a tomar algunas decisiones terribles en mi vida. Incluso tuve que mantener la mentira con mi familia (con excepción de mi familia inmediata) sobre que me encontraba haciendo otros trabajos respetables y era exitosa en la vida, dado que me avergonzaba mucho admitir la verdad. Confié en los pocos amigos genuinos que tenía y, eventualmente, se dieron por vencidos conmigo como si fuera una causa perdida. Ahora, llevo un tiempo sin trabajar de eso y, de hecho, tengo un trabajo “respetable”. Además, volví a la universidad para seguir mis sueños. Deséenme suerte…
Mi hermano tenía una novia, la cual tenía una hermana de mi edad, y, una vez, todos fueron a verme jugar al béisbol. La hermana de mi cuñada me gustaba bastante, así que, luego del juego, comencé a alardear sobre cómo tocaba la guitarra. Mi hermano se rió en mi cara y dijo que yo tenía una guitarra, pero que había estado acumulando polvo durante meses y que, de todas formas, nunca tendría la paciencia para aprender a tocar un instrumento.
Me sentí tan avergonzado de que me dejaran en evidencia y dudaran de mí, que volví a casa, le dije a mi mamá que quería volver a tomar clases y aquí estoy, 20 años después, todavía tocando la guitarra todos los días.
Les temía a las alturas y me descomponía ver sangre, pero necesitaba un trabajo, así que mentí sobre todo ello y me volví bombero.
Amo mi trabajo. También, manejo una ambulancia y me sobrepuse a mis miedos.
Esto es bastante tonto, pero creo que encaja con la premisa. Cuando tenía unos 5 años, recuerdo estar en el baño lavándome los dientes. Mi mamá estaba allí y me retaba por algo. Más tarde, como era un niño sensible, estaba en la cama llorando por lo sucedido. Mis padres entraron, preocupados, y mi mamá me preguntó: “¿Te sientes así porque te grité antes?”. Por vergüenza de que me descubrieran tan fácilmente, dije: “No… estoy triste porque… no sé nadar”. Poco después, me llevaron a tomar clases de natación. Odié nadar.
Un compañero de trabajo me contó que se casó por accidente. Era la mañana de Navidad y le había comprado un anillo a su novia como regalo. Ambos estaban sentados alrededor del árbol y, cuando ella lo abrió, comenzó a llorar y dijo: “Pues, ¿me lo preguntarás?”. Allí fue cuando él se dio cuenta de lo que había hecho. Entonces se arrodilló y le pidió casamiento. La moraleja de la historia es: “Nunca le compren un anillo a una chica a menos que planeen casarse con ella”.
Soy profesor y, en muchas ocasiones, cuento historias personales en un esfuerzo por demostrar conceptos difíciles. Cerca de la mitad de esas historias son cosas que inventé.
No recuerdo cuáles son reales y cuáles son mentira. Así que las cuento y no me preocupo sobre ello.
En la década de 1990, conocí a mi esposa en uno de esos servicios de citas telefónicas. Básicamente, antes de OkCupid, podías dejar un correo de voz describiéndote a ti mismo para conseguir una cita. Conectamos y salimos, pero a ambos nos daba vergüenza haber usado ese servicio. 18 años después, le seguimos diciendo a la gente que nos conocimos en la sección de música de una tienda Borders.
Mi hermana le dijo a nuestra familia que había sido abducida por extraterrestres, y que, cada pocos meses, se la llevaban y le hacían experimentos. Mis padres encontraron un grupo de ayuda para abducidos y, una vez por mes, ella va a las reuniones. Esto sucede desde hace 7 años. Mi hermana me dijo que, al principio, iba a contarles que era un chiste por el Día de los Inocentes, pero que lo dejó pasar durante demasiado tiempo. Ahora, miren hasta dónde hemos llegado.
Un compañero de trabajo, que es sucio, fuma sin control y nunca se lava las manos, cocinó un pastel de zanahoria y le pidió a la gente que lo probara. Le dije que soy alérgico a la zanahoria. La verdad es que me encanta la zanahoria. Hasta el día de hoy, cuando llevo una ensalada al trabajo, debo recordar no colocarle zanahoria.
Cuando tenía 10 años, aprendí que podía inducirme el vómito, así que usé esto para no ir a la escuela durante dos semanas. Mis padres no podían entender qué me pasaba, dado que no tenía fiebre ni nada. Mi tía tuvo la idea de que quizás era alérgico al colorante alimentario rojo, ya que su nieto (mi primo segundo) lo es. Sostuve esa mentira y, durante años, en mi casa nunca tuvimos Gatorade rojo, Pop Tarts de frutilla, etc.
Eventualmente, cuando cumplí 20 años, les dije a mis padres que había mentido sobre ello y no les hizo gracia.
Una chica con la que viví hace 2 años creía que le robaba el yogurt del refrigerador. Le dije que no podría haberlo hecho, ya que soy alérgica a la lactosa. Ahora, no puedo comer cosas con leche enfrente de ella o de nadie del grupo. Hasta me preparó un pastel sin lactosa para mi cumpleaños: la culpa está comiéndome viva.
Edito: Sí, me comí el yogurt y estaba delicioso. Además, ¡no soy un chico!
Cuando era más joven, iba caminando a casa a la noche y las luces de la acera estaban apagadas. Me asusté y comencé a correr: me golpeé con un poste de luz y perdí el conocimiento. Alguien que paseaba su perro me encontró y llamó a la ambulancia. Sentí tanta vergüenza cuando desperté que le dije a la enfermera que me habían robado (yo tenía 12 años). Mis padres llegaron al mismo tiempo que la policía. Les describí a alguien que se parecía mucho a Gonzo de Los Muppets y la policía buscó en el área con perros. Gracias a Dios, nadie fue arrestado, y aún no les he contado a mis padres.
Mentí con que soy alérgico a las abejas. En el colegio y en la secundaria, les temía tanto que convencí a todos de que era alérgico para que no me juzgaran cuando corría lejos de ellas.
Cuando era niño, tuve la brillante idea de colocar un tallo de cereza anudado debajo de mi lengua para, luego, mostrarle a mi hermana un tallo desatado y mágicamente atarlo en mi boca en segundos. 20 años después, toda mi familia cree que tengo esta extraña habilidad de atar nudos con mi lengua… Es una mentira total. A este punto, me rehúso a hacerlo y me pongo casi a la defensiva cuando la gente lo menciona o me pide mostrarlo de nuevo. Estoy bastante seguro de que saqué la idea de Los Simpsons o de Pete & Pete y, ahora, lo tengo como una maldición.
Le dije a mi empleador que era judío. No soy judío. Tuve que averiguar sobre todas las festividades, elegir un templo para ser un miembro, etc.
Finalmente, tuve que cambiar de empleo.
Tengo que fingir tener mala memoria porque, cuando recuerdo detalles pequeños o insignificantes, a la gente le suele parecer un poco extraño.
Una vez, le dije a la gente que me había mordido una serpiente venenosa, para poder faltar al trabajo durante algunos días… Ya había llamado diciendo que estaba enfermo muchas veces y no podía hacerlo de nuevo. Soy joven y tengo buena salud, no existe forma de que una persona, incluso un viejo frágil, se enferme tanto… Así que, sí, dije lo de la mordida de serpiente. Sabían que tenía serpientes venenosas así que pensé: “Esta es una gran idea”.
Resulta que estaban fascinados con lo de la mordida y querían verla, así que tuve que envolver mi pie en una venda enorme y cojear durante semanas… Por suerte, unas semanas después, cambié de trabajo a uno que no odiaba. No tuve que deformarme el pie o dejar que una de mis serpientes venenosas me mordiera para que no me descubrieran… ¡¡Estuve cerca de hacerlo!!
En enero, me disloqué la rodilla bailando como un loco mientras estaba borracho. Terminé usando muletas durante tres semanas. En el trabajo, les dije a todos que me había ocurrido al agacharme e intentar agarrar algo del congelador, ya que no quería que pensaran que soy un loco borracho. Mis compañeros de trabajo todavía están sorprendidos de que me dislocara tan “fácilmente” y siguen diciéndome la mala suerte que tengo y brindándome su empatía. Ahora, me siento un fraude.
Mi mentira es que soy un miembro de la sociedad funcional y productivo. Voy por el día 13.687 y nadie se ha dado cuenta.
Cuando mi pareja y yo comenzamos a salir (quizás, durante las primeras dos semanas aproximadamente), una vez me guiñó el ojo cuando entré al bar en el que ella trabajaba. Yo, siendo el tonto que soy, le guiñé el ojo también, pero lo hice mal a propósito cerrando mis ojos fuertemente por un segundo y haciéndole creer que no sabía guiñar los ojos.
Ahora, han pasado 6 años y todavía cree que no puedo guiñarlos.
Una de mis cosas favoritas es ponerme de pie detrás de ella y guiñar normalmente, solo por mi propio disfrute.
Una mentira que me digo a mí mismo todos los días: que me encanta mi trabajo.
En realidad, me gusta mi trabajo en el sentido de que es lo mejor que sé hacer para ganar dinero para pagar las cuentas y algo más, me permite vivir en el país que me gusta y, honestamente, no tengo ningún otro pasatiempo que se considere un uso productivo de mi tiempo.
Me da envidia la gente que renuncia a un trabajo asalariado, toma el riesgo de seguir un sueño o un pasatiempo, halla la felicidad y, con el tiempo, tiene éxito en convertir ese pasatiempo y pasión en una vocación, pero yo no soy uno de ellos.
Así que, todas las mañanas, cuando me despierto, me digo a mí mismo que me encanta mi trabajo, que lo haré lo mejor que pueda y que jamás me arrepentiré de trabajar en TI, pero eso no es para nada cierto.
Solía decirle a la gente que tenía un problema en el corazón y que, por eso, tomaba pastillas todos los días (en realidad, era Prozac).
En un irónico giro del destino, hace poco más de un año, me enteré de que, en realidad, tengo un problema en el corazón.
Mentí tanto que, de forma retroactiva, me generé a mí mismo una enfermedad del corazón.
Pues, conocí a una mujer muy bella en el tren y bla bla bla… Ella cree que tengo una pierna de palo.
