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Los niños pueden llegar a ser realmente molestos, principalmente si son muy ruidosos en lugares donde no deberían serlo. Nico Alary, copropietario del restaurante Holybelly en París, Francia mencionó que a los restaurantes no les gustan los bebés y los niños. “Aunque los dueños no tengan problema con ellos, eso no significa que sea igual para la mayor parte del personal. Los niños son caóticos, ruidosos, molestos y torpes, básicamente, un torbellino en miniatura”, escribió. “Si trabajas en el sector, no podrás negar que, cada vez que una pareja encantadora entra junto a un par de adorables niños por la puerta del restaurante en el que trabajas, no paras de decir: ‘M*erda, m*erda, m*erda’ en tu cabeza”.

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Alary destacó que esto no significa que los empleados detesten a los bebés ya que, quizá, ellos también sean padres. “Son dos cosas completamente distintas. Esto solo significa que son profesionales experimentados que saben que, de una forma u otra, un desastre estará a punto de ocurrir”, explicó. Y, podemos decir que esta historia trata exactamente sobre una de esas ocasiones.

Hace poco tiempo, a la redditor u/Wrong_Ad_3951se le agotó la paciencia a causa de un niño “que no paraba de gritar” mientras se encontraba cenando en un bonito restaurante. Por esta razón, decidió acercarse a la mesa de sus padres para pedirles que hicieran algo al respecto; sin embargo, al ver la reacción de la madre del niño, comenzó a preguntarse si quizá se había excedido en su accionar.

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Image credits: Marcos Paulo Prado (no es la foto real)

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Talya Stone —ex jefa de redacción y escritora especializada en crianza,  quien se encuentra detrás del blog Maternidad auténtica y la revista en línea 40: ¿ahora qué hago?— cree que todos los padres son conscientes de lo vergonzoso que es tener lidiar con los berrinches de sus hijos en público. “Personalmente, lo que hago es retirarme junto con mi hijo del lugar para poder encargarme de la situación sin tener que sentir la presión de los espectadores”, le dijo Stone a Bored Panda. “Lo bueno es que sacar a tu hijo del lugar te sirve como distracción, lo cual es lo que más necesitas al momento de lidiar con un berrinche en público. Esto permite que tu hijo lidie con sus emociones en un lugar seguro y sin la intervención de otros. Es una estrategia muy buena, ya que cuando los investigadores analizaron cuáles eran los componentes de las rabietas y su duración descubrieron algo muy interesante: si los padres trataban de intervenir en medio de una rabieta, los niños tardaban más en calmarse. ¡Ya se podrán imaginar lo que puede suceder si alguien ajeno intenta entrometerse en medio de uno de estos berrinches!”.

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Por otro lado, los modales en la mesa deben enseñarse en casa. “Enséñenles la forma apropiada de comportarse en la mesa y mientras comen, pero no esperen que los niños pequeños hagan milagros”, dijo Stone. “Lo único que pueden hacer es sentar las bases y tanto los años como el desarrollo madurativo harán el resto. Además, intenten cenar todos juntos y en familia tanto como sea posible para que los niños entiendan cómo se espera que se comporten en la mesa. Por último, eviten ponerlos frente a un teléfono móvil o una tableta mientras comen porque, aunque sean una distracción muy útil, estos dispositivos no les enseñan la forma en la que deben comportarse al comer”.

Sobre este caso en particular, Stone cree que ninguna de las partes está libre de culpa. “Creo que la mujer que se quejó del niño tuvo muy poco tacto al hacerlo. ¡Se ve que olvidó que todos nos hemos comportado mal alguna vez cuando éramos niños! La verdad es que lo último con lo que un padre estresado desea lidiar en medio de una rabieta es con un entrometido”.

“Por otro lado, me parece que la madre tendría que haber sabido en qué momento cortar por lo sano y retirarse del restaurante hasta que el niño se calmara”, agregó esta bloguera especializada en crianza. “En un mundo ideal, ni siquiera se le hubiera pedido retirarse ya que ella lo habría hecho por voluntad propia (puede que ni siquiera tuviera la oportunidad de hacerlo). Dicho esto, cuando tus hijos se encuentran en medio de una rabieta desproporcionada, puede llegar a ser muy difícil pensar con claridad, y es por esta razón que me encuentro del lado de la madre, ya que nunca es sencillo lidiar con un berrinche en público”.

Algunas personas opinaron que la autora de la publicación era quien tenía la razón

Según Lisa M. Grotts, experta en etiqueta y protocolo, es una buena idea tratar de empatizar con los padres del niño que se encuentra gritando.

“Me compadezco de aquellos que intentan lidiar con este mal comportamiento”, explicó. 

Una vez dicho esto, Lisa, quien piensa de la misma forma que Talya Stone, nos ofrece 4 maneras de lidiar con las rabietas que pueden surgir durante una cena:

La práctica hace al maestro: “Si ya tienes ciertas reglas en casa, no está mal recordarlas antes de salir por lo que podrías decirles a los niños que se comporten lo mejor que puedan, que no griten, etc”.

Las distracciones son de gran ayuda: “Encuentra cosas que ayuden a distraer a los niños más allá de la comida como, por ejemplo, libros, revistas para colorear, etc”.

Ten en mente tus expectativas: “A veces, abrazarlos puede llegar a funcionar, pero si la situación se vuelve difícil, sé claro y conciso: ‘Deja de hacer eso’, ‘sé amable’, etc.”.

Retírate del lugar: “¿Para qué añadir leña al fuego? Si la rabieta no se detiene, entonces puedes intervenir retirándote del lugar junto con el niño”. 

Al final del día, es bueno recordar que tener un poco de empatía con los demás puede llegar a hacer una gran diferencia. “¡Todos los padres odian las rabietas!”, afirmó Talya Stone. “¡Y más aún si todo el mundo te está observando! Estar allí parado mientras tu hijo hace un escándalo no es nada gracioso; puedes llegar a sentirte impotente e incompetente y no hacer más que desear que se termine pronto. La conclusión es que todos los padres deben lidiar con estos momentos difíciles y que la gente sea un poco más comprensiva ayuda mucho”.

Mientras tanto, según otros usuarios, la situación fue mucho más compleja