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Algunas personas parecen haber vivido mil vidas; han transitado muchos caminos y dejaron detrás de sí el legado de un trabajo incansable. Definitivamente, su paso por el mundo no ha pasado desapercibido.

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La mujer de la que les hablaremos hoy logró con su voz echar luz a la historia de aquellos que fueron relegados tantas veces. Conquistó el título de la guardaparques más longeva del Servicio de Parques Nacionales (NPS) de Estados Unidos cuando, aún en servicio, cumplió 100 años de edad. A continuación, conozcan a Betty Reid Soskin.

Betty Reid Soskin es una guardaparques retirada de origen estadounidense. Se retiró en marzo de 2022 luego de 15 años trabajando para Rosie the Riveter/WWII Home Front National Historical Park, un parque ubicado en Richmond, California, Estados Unidos, que fue pensado para honrar el trabajo y las experiencias de los civiles en el frente interno de la Segunda Guerra Mundial. Comenzó a trabajar allí a la edad de 85 años y se dedicó a contar, en visitas guidas, la otra cara de la moneda de esa época, la de las personas de color. Estuvo al frente de programas públicos para visitantes en los que compartió sus propias experiencias trabajando en sindicatos segregados durante la guerra.

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Esta mujer afroamericana es Betty Reid Soskin, nació en 1921 y es la guardaparques más anciana de EEUU

Image credits: nationalparkservice

En conmemoración a su jubilación, la cuenta de Instagram del National Park Service compartió una foto de Betty y el siguiente mensaje: “Betty Reid Soskin, la guardaparques en servicio activo de más edad del Servicio de Parques Nacionales, se ha jubilado hoy tras una carrera extraordinaria. Soskin, que cumplió 100 años en 2021, pasó la última década y media compartiendo sus experiencias personales y los esfuerzos de mujeres de diversos orígenes que trabajaron en el frente interno de la Segunda Guerra Mundial”.

En su juventud, ella y su marido abrieron una tienda de discos especializada en música gospel en California, donde sufrió mucho racismo

Image credits: nationalparkservice

“Sus planes interpretativos en @rosietheriveternps también echaron luz sobre las historias de los afroamericanos y otras personas de color, y sus esfuerzos demuestran cómo su trabajo ha influido en la forma en que el NPS transmite esa historia a audiencias de todo Estados Unidos”.

Esto la llevó a involucrarse en activismo social, y ayudó a planear y desarrollar el Parque Histórico Nacional de Rosie la Remachadora, inaugurado en el año 2000

Image credits: rosietheriveternps

Por su parte, Betty se mostró feliz y orgullosa de su carrera. “Ser una fuente principal para compartir esa historia, mi historia, y dar forma a un nuevo parque nacional ha sido emocionante y gratificante. Ha dado sentido a mis últimos años”, dijo.

Betty nació en Detroit, Michigan, el  22 de septiembre de 1921. Su familia era de origen cajún y creole. Su bisabuela nació en la esclavitud y, como ella, también superó los 100 años. Vivió hasta los 6 años en Nueva Orleans hasta que una inundación obligó a la familia a mudarse a Oakland, California. En la secundaria, ella y sus hermanas eran de los pocos estudiantes afroamericanos. No la dejaron hacer el papel principal de una obra de teatro en la escuela debido a que el otro protagonista era un chico blanco y temían las reacciones negativas de los padres de él.

Decidió no entrar a la universidad porque creyó que no era un camino viable para ella. Consiguió un trabajo como empleada doméstica en la casa de una familia blanca, pero al poco tiempo renunció debido a que la hacían trabajar doce horas al día y no le pagaban lo que correspondía. Se casó joven y, durante la Segunda Guerra Mundial, encontró empleo como archivista para el sindicato segregado International de Unión de Caldereros en Richmond, donde hoy se encuentra el sitio histórico de Rosie the Riveter.

Este parque busca recordar el papel de las mujeres americanas durante la 2ª Guerra Mundial, más allá del campo de batalla

Image credits: NPS Photo/Luther Bailey

Al finalizar la guerra, se instaló con su familia en Berkeley, California. Es allí donde lograron cumplir el sueño de su marido, el cuál era abrir una tienda de discos de música gospel. Su negocio tuvo éxito y les permitió mudarse a una casa más grande en los suburbios. Por desgracia, una vez instalados allí sufrieron racismo y amenazas de muerte; a pesar de esto, la familia no se dejó intimidar.

En 2003, Betty comenzó a trabajar en el parque como consultora. En 2007, con ya 85 años, empezó su carrera como guardaparques allí

Image credits: NPS Photo/Luther Bailey

Más tarde, comenzó a involucrarse en causas sociales, en especial en la lucha contra el racismo y el pedido por los derechos civiles; también se posicionó en contra de la Guerra de Vietnam. Se unió al Grupo Negro de la Asociación Unitaria Universalista y a la Iglesia Unitaria Universalista del Monte Diablo. Además, se volvió simpatizante del Partido Pantera Negra; ayudó a recaudar fondos y difundir la causa.

Después de un largo matrimonio con su entonces marido, con el que tuvo 4 hijos, se divorciaron en 1972. Más tarde se casó con un profesor de psicología; la pareja se divorció unos años más tarde. En lo que duró su unión, utilizó los contactos que hizo como esposa de un profesor para obtener más poder cívico e intentar combatir la desigualdad racial y económica.

Sus tareas incluyen ocuparse de las visitas guiadas por el parque, así como ejercer de intérprete del patrimonio, contribuyendo a la integración

Image credits: NPS Photo/Luther Bailey

Fue miembro activo del Partido Demócrata y participó en la campaña presidencial de George McGovern. Luego se hizo cargo de la tienda de música cuando la salud de su primer marido empeoró. Fue allí donde se involucró en los intereses de la comunidad. “En mi juventud, aspiraba a cambiar el mundo”, compartió.

Cuando entró en su séptima década, comenzó a trabajar como representante de campo para la asambleísta de California Dion Aroner. En representación de su jefa, comenzó a ser parte de las reuniones para la creación del Rosie the Riveter/WWII Home Front National Historical Park. La intención detrás era crear un parque que serviría de homenaje a las contribuciones del frente interno durante la Segunda Guerra Mundial. Betty se dio cuenta de que solo estaban considerando la perspectiva de la gente blanca, por lo que decidió hablar en nombre de otras personas de color y su historia.

Un representante del parque afirmó: “Gracias a Betty, nos aseguramos de contar con académicos afroamericanos para hacer una evaluación de nuestras películas y exposiciones. Pero también tratamos de prestar atención a otras historias, a menudo olvidadas —narrativas de japoneses, latinos y nativos americanos, y la comunidad LGBTQ— que son igual de importantes”.

Sin embargo, en septiembre de 2019, mientras realizaba su trabajo, sufrió un derrame cerebral y solo pudo volver al parque de forma limitada en enero de 2020

Image credits: NPS Photo/Luther Bailey

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En 2018, publicó sus memorias Sign My Name to Freedom. Recibió múltiples premios a lo largo de su vida, entre ellos: Mujer del Año de California (1995), el premio WAVE como una de las tres «Mujeres de Logro» de GirlSource de San Francisco (2010), una moneda presidencial del presidente Barack Obama (2015), el medallón de servicio de plata del Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial (2016), el premio Robin W. Winks para mejorar la comprensión pública de los Parques Nacionales (2018) y doctorados honoríficos del California College of the Arts y del Mills College.

En 2019 se estrenó un documental sobre su labor con el título “No Time To Waste: The Urgent Mission of Betty Reid Soskin”. Desde septiembre de 2021, con motivo de su cumpleaños número 100, una escuela de California lleva su nombre.

A pesar de todo continuó hasta marzo de 2022, cuando con 100 años ya cumplidos se retiró del servicio activo, recibiendo un homenaje

Image credits: NPS Photo/Luther Bailey

Su contribución a la sociedad ha sido inmensa y su espíritu inquebrantable ha tocado muchas vidas. “Creo que si pudiera dar algún consejo sería el de mantenerse involucrado en alguna causa. Hacer algo menos que eso es no estar a la altura del propio potencial. Porque nunca se sabe cuando se pueda lograr algo. No estás consciente de que lo que estás haciendo es historia; no te das cuenta hasta más tarde”, dijo.

“Tener 101 años es algo muy especial, porque se siente como si empezaras de nuevo. No sé lo que vendrá después, pero sé que estoy preparada para ello. Nunca imaginé descubrir tantas partes diferentes de mí misma. No creo que me recuerden como una guardabosques; quiero que me recuerden como Betty”, declaró.

Betty ha recibido honores, medallas y reconocimientos dentro y fuera del Servicio de Parques Nacionales. ¡Ahora hasta una escuela lleva su nombre!

Image credits: NPS Photo/Luther Bailey

Amigos, quizás se estén preguntando cuál es el secreto de la longevidad. Lo cierto es que llegar a vivir muchos años no está dado por un solo factor, sino más bien es la combinación de la genética, el estilo de vida, y las condiciones medioambientales… quizás también con una pizca de azar, ¿no creen?

Actualmente, se estima que hay alrededor de 573,000 personas de 100 años o más en todo el mundo, según un informe de 2020 del Grupo de Investigación de Gerontología de la Universidad de California en Los Ángeles. Japón lidera el ranking con la mayor cantidad de centenarios en el mundo (más de 86.000), seguido por China con aproximadamente 68.000. Otros países con una cantidad significativa de centenarios incluyen Estados Unidos, Italia, España, Francia y Reino Unido. Y, gracias a los avances de la medicina, la ciencia, y la tecnología, que se traduce en mejores condiciones de vida, se estima que esta cifra siga en aumento.

Ojalá más gente como Betty haciendo del mundo un lugar mejor. ¡Esperamos que disfrute de su retiro!

Image credits: rosietheriveternps

En Panda Curioso nos encanta compartirles historias de personas de la tercera edad maravillosas e inspiradoras. Hace poco, les contamos sobre estas mujeres octogenarias que decidieron dar la vuelta al mundo, y sobre esta modelo de 74 años que no para de romper estereotipos. Además, le dedicamos este artículo a la icónica conservacionista Jane Goodall, que a sus 88 años continúa luchando incansablemente por proteger el medioambiente.

¿Les ha gustado la historia de Betty, queridos Pandas? ¿Se imaginan trabajando en la tercera edad? ¡Queremos escucharlos! ¡Los leemos en la sección de comentarios!