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Buscando un destino para mis próximas vacaciones me topé con San Blas, un sitio soñado en las tierras panameñas. Por lo que leí es una excelente opción para descansar y entrar en contacto con la naturaleza.
Para llegar allí es toda una experiencia. Se llega en 4×4 hasta el punto de embarque, en Ciudad de Panamá, el viaje hasta este punto toma tres horas aproximadamente. Desde se debe tomar un bote hasta el archipiélago de San Blas, un conjunto de 365 pequeñas islas e islotes, salpicados a los largo de 200 kilómetros de la costa panameña.
Es un paraíso natural, una alternativa para viajeros más aventureros, interesados en un contacto más cercano con la naturaleza y las raíces de un pueblo tradicionalista y tribal. Una máscara, esnórquel y aletas son tres elementos obligatorios para poder admirar el paisaje marino. No es necesario ingresar a las profundidades para deslumbrarse con el mundo marino.

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Las playas son de arena blanca, agua transparente, arrecifes y abundantes cocoteros son la principal atracción de San Blas. La población guna, compuesta por cerca de 34.000 habitantes se rige independientemente. Ellos habitan 36 de las islas, las administran y viven en pequeñas chozas de paja. Son pescadores por tradición e improvisados operadores turísticos por conveniencia. Lo interesante de su cultura se ve reflejado en su artesanía y textilería: producen llamativos y coloridos diseños. Muchos de sus pobladores hablan español, pero se comunican entre ellos en su propia lengua, el dule gaya; clave para entender a esta comarca que se autogobierna bajo sus propias leyes.
En San Blas no hay hoteles de cadenas internacionales porque los aldeanos no permiten a los extranjeros comprar sus tierras. Lo que sí hay son albergues administrados por las personas locales. Todos los sitios ofrecen excelentes recomendaciones de los viajeros que han estado por este lugar así que me parece un hermoso sitio en donde pensar mis próximas vacaciones.

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Más información: www.bestday.com.mx